domingo, 6 de mayo de 2012

Las verdaderas causas de la inflación. Crecimiento y estabilidad.


El premio Nobel de Economía  Paul Krugman se  acaba de referir una vez más a la Argentina como un ejemplo a seguir en el mundo por las políticas económicas que nos han permitido salir de la crisis terminal del 2001.

Mientras economistas de primer nivel internacional como Krugman elogian la actual situación económica de la Argentina, da vergüenza leer en ciertos medios argentinos cómo se siguen defendiendo políticas ortodoxas, neoliberales, y desvalorizando los avances económicos y sociales de la Argentina de estos últimos 9 años.

Como dije en notas anteriores, desde el año 2003 en adelante, hemos pasado de un ESTADO NEOLIBERAL a un ESTADO NACIONAL, y eso no es poco. Significa que hemos recuperado la decisión política soberana sobre nuestros recursos, aunque aun falta camino por andar. Significa también que comenzamos a desarrollarnos, creciendo nuestro PBI por encima del promedio mundial, bajando la desocupación del 26 % que teníamos en 2001 al actual 6,7 %, incluyendo en el sistema a 2,5 millones de nuevos jubilados, creando la Asignación Universal por Hijo para quienes aun no tienen un trabajo formal o están desocupados. Pero haber pasado a un estado nacional significa también  desendeudamiento externo, y sólidos equilibrios macroeconómicos tanto en lo fiscal como en las cuentas externas; concretamente tenemos superávit en la balanza de pagos, a diferencia de la década neoliberal del 90, cuando parte del pueblo creía que vivíamos en el “primer mundo”, pero todo era prestado, dependíamos de capitales extranjeros, de la apertura indiscriminada de las importaciones, y del endeudamiento externo.

Ahora que estamos “parados en nuestros propios recursos”, listos para continuar en la senda del desarrollo económico con inclusión social, nos encontramos en la economía argentina con que se ha instalado un problema de inflación alta, no descontrolada, pero sí más alta que lo deseable para mantener los equilibrios macroeconómicos y el crecimiento sustentable.

Esta constante dispersión de precios y aumentos injustificados en los productos alimenticios, famacéuticos, de limpieza y vestimenta especialmente, atenta contra el poder adquisitivo de los más pobres, de los que no tienen un empleo formal, pues en el caso de los que tenemos un empleo registrado, los aumentos de salario superan a la llamada “inflación real”, que se estima en un 23 % anual.



El problema más grave es que los medios de comunicación corporativos tratan de engañar a la población nuevamente con recetas ortodoxas. Insinúan o dicen directamente que la inflación está generada por la alta emisión monetaria y el gasto público. En Argentina hay superávit fiscal primario y la emisión monetaria simplemente acompaña el aumento nominal y real del PBI.

La idea de que la inflación es causada por aumentos de la Demanda Agregada porque el estado aumenta el Gasto Público es una idea neoliberal que no es válida si el país no está en pleno empleo. Eso ya lo demostró Keynes hace casi 100 años.

La idea de que hay que frenar la emisión monetaria, que proviene de otro sector neoliberal llamado monetarismo, también es absolutamente equivocada, pues no es la emisión monetaria lo que genera inflación, salvo que dicha emisión no tenga respaldo en el PBI.

Las causas de la inflación en Argentina son otras, y no deben buscarse en las ideas monetaristas.

La actual inflación en Argentina es especulativa, inercial y de puja distributiva.
En términos sencillos esto significa lo siguiente:

·        Es especulativa porque sectores productivos en situación de monopolio u oligopolio manipulan los precios hacia arriba aprovechando para obtener más rentabilidad porque hay más gente dispuesta a  consumir. Estas empresas elevan sus ganancias por encima de parámetros normales a nivel internacional.

·        Es inercial porque ya se ha incorporado como costumbre y expectativa en la mente de los argentinos que los precios de los contratos suben nominalmente alrededor de un 23 a 25 % por año.

·        Es de puja por la distribución del ingreso, porque los asalariados obtienen aumentos de sueldos elevados para reponer su poder adquisitivo, y luego las empresas, en lugar de producir más, aumentan los precios para apoderarse de ese aumento en los ingresos de las economías domésticas, por encima del aumento de sus costos reales.

Por último, y sin pretender agotar el tema, propongo como solución gradual a este problema de inflación, un acuerdo económico y social entre el estado, los grandes formadores de precios y los sindicatos, para desactivar dichos aumentos de precios y retornar lentamente a la estabilidad.

Vale la pena aclarar que estabilidad monetaria no es inflación 0 (cero). Es preferible convivir con una tasa de inflación moderada, por ejemplo del 3 al 8 % anual, que “enfriar la economía” y generar desocupación, como ocurre actualmente en países europeos.
Debemos lograr estabilidad de precios, mantener el equilibrio fiscal y el superávit comercial, para seguir generando puestos de trabajo cada vez de mejor calidad. Esto lleva al bienestar social.

2 comentarios:

  1. De diez Juan!! Gracias por esta nota que esclarece tanto un tema ríspido.
    Los monetaristas son neoliberales, llevaron al desastre a todo el mundo, ¿y ahora nos queiren seguir enseñando?
    El enfoque del actual gobierno es el correcto, y tu nota una genialidad!!-.

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