jueves, 11 de julio de 2013

Argentina Hoy: Aumento de la Participación de los Trabajadores en el PBI

Argentina hoy: Aumento de la participación del salario en el PBI.

El PBI es el total de bienes y servicios finales producidos en un país en un período determinado. El PBI real de la Argentina ha aumentado más de un 100 % entre 2003 y 2012. Esto significa que Argentina hoy produce en términos reales más del doble de bienes y servicios que hace 10 años.

Sin embargo, del crecimiento del PBI y de la mejora en la distribución en la riqueza ya hemos hablado en notas anteriores.
Lo que queremos destacar hoy, es cómo evolucionó en estos últimos años la participación de los trabajadores a través de sus salarios, dentro de dicho PBI.

Básicamente el PBI está generado por los tres factores de la producción: tierra, capital y trabajo. Y por lo tanto el PBI equivale a la suma de los ingresos agregados de dichos factores.
Los empresarios, dueños del capital, reciben las “Ganancias” de las empresas, los terratenientes, las “Rentas” de la tierra (alquileres), y los trabajadores, recibimos un “Salario” por nuestro trabajo, verdadera fuente de valor de las cosas.
En un sistema capitalista, entonces el PBI se puede ver, en forma  simplificada, como la suma de Ganancias del Capital, Rentas de la Tierra, más Salarios de los Trabajadores.

En la Argentina del año 1954, la participación del salario de los trabajadores en el PBI había alcanzado un pico del 50,84 %, inédito hasta entonces para la historia de nuestro país.
Ese porcentaje fue bajando, y las ganancias del capital fueron avanzando sobre el salario real de los trabajadores, con las políticas neoliberales de los distintos gobiernos.
Con la crisis del 2002 la participación de los trabajadores en el PBI había caído al 35 %.
En el año 1997, por ejemplo, plena época de políticas neoliberales, este porcentaje estaba apenas en un 37 % del PBI.

El siguiente gráfico, de IDELAS-UCES (estudios privados), muestra cómo se fue recuperando la participación de los trabajadores en el PBI entre 2006 y 2012, llegando en el año 2012 al récord histórico del 52,53 %.
Se puede ver que en el año 2006 la participación del asalariado en el PBI había subido al 41,45 % respecto del magro 35 % del año 2002.
En el año 2010 ya era del 47,39 % por ejemplo, y en la actualidad supera al 52 %.

Las causas de este avance en la participación de los salarios de los trabajadores en el PBI son varias, pero es importante destacar:

·         Las políticas de industrialización llevadas a cabo por el gobierno entre 2003 y la actualidad, generando 4.000.000 de nuevos puestos de trabajo.
·         Las paritarias libres entre sindicatos de trabajadores y cámaras de empresarios, que lograron aumentos del salario real, muy por encima de cualquier índice de inflación creíble.
·         Por último, el aumento de la productividad laboral, es decir, la cantidad de producción obtenida por trabajador y por hora de trabajo. Este aumento de la productividad se da cuando hay inversión en avances tecnológicos y capacitación al trabajador.

Es muy importante que los empresarios entiendan que no pueden seguir aumentando sus ganancias vía aumento de precios, y que los “mayores costos laborales” no deben tampoco trasladarse íntegramente a los precios, ya que invirtiendo en tecnología, se pueden lograr aumentos en la productividad sin afectar el salario real de los trabajadores.
Los neoliberales plantean reducir salarios reales para bajar la inflación y mantener altas rentabilidades empresarias.
Desde una perspectiva heterodoxa, es la inversión privada orientada por un Estado activo, más la capacitación, la que logrará seguir aumentando la productividad, y mantener la rentabilidad necesaria del empresario, permitiendo seguir avanzando en el incremento del salario real.



martes, 11 de junio de 2013

Formadores de Precios y Congelamiento.

Formadores de Precios y Congelamiento.

 La economía argentina tuvo un importante desarrollo industrial entre 1945 y 1955. Fuera de esa etapa, el país fue desindustrializado, con una economía primaria al servicio de las corporaciones del campo, y de las industrias extranjeras.
La extranjerización y concentración de la industria en pocas manos se agravó en el período neoliberal de 1976-2001.
Además fue un período con ciclos de muy alta inflación y devaluaciones bruscas de la moneda, combinados con una etapa de inflación baja  (1992-1999) a costa de deprimir el consumo y generar desocupación. La paridad $1 = U$S 1 se mantuvo unos años a costa del endeudamiento externo y la condena a la exclusión social de la mitad de los argentinos.
En el período 2003-2012, las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner implementaron una política de sustitución de importaciones y de fomento a la PYME, que además de generar millones de puestos de trabajo, nos pusieron nuevamente en la senda de la industrialización.
Hoy tenemos una industria argentina aun incipiente, pero hemos recuperado el “estado de bienestar” que caracterizó a los gobiernos de Juan D. Perón.


¿Por qué los precios siempre tienden a aumentar a lo largo de toda la historia argentina?

La respuesta no se encuentra en lo que nos dicen los economistas neoliberales; no es un problema de gasto público ni de emisión monetaria. Todos los países del mundo que apuntan a la equidad social gastan y emiten dinero, y no por eso hay inflación.

El aumento desmedido de los precios que sufrimos en Argentina especialmente en  los últimos años está causado por una economía concentrada.

Aun tenemos una estructura productiva en la cual unas pocas empresas gigantes, abusan de su posición oligopólica, aumentando los precios cada vez que la población recibe un incremento en sus ingresos. Este tipo de inflación se llama “inflación por puja distributiva”. Esto significa que capitalistas y trabajadores pujan por la distribución de la riqueza. En esa puja, ambas partes están ganando, ya que los balances de las grandes empresas muestran altas rentabilidades, y los trabajadores recibimos en promedio aumentos salariales superiores a cualquier índice creíble de inflación.
Brasil, por ejemplo, tiene una economía menos concentrada que la Argentina (esto tiene relación con el tamaño del país), y además tiene una mano de obra más barata que Argentina. Bajar la inflación bajando el "costo de la mano de obra" es otra solución que propone el neoliberalismo, y que no se corresponde con una sociedad más equitativa.

Sin embargo, para profundizar el actual modelo nacional de Argentina de inclusión social hace falta evitar que la inflación crezca.


La solución a largo plazo para este problema estructural que genera tensiones hacia el alza de los precios, pasa por la desconcentración de la estructura productiva, y el análisis de la cadena de valor y de costos.
Se necesita una fuerte intervención del Estado aplicando por ejemplo la Ley de Defensa de la Competencia, para evitar los abusos de posición oligopólica.
Dicha intervención es lo que causa pánico a los neoliberales y a los defensores de las corporaciones.

Mientras la estructura productiva del país vaya cambiando lentamente, medidas como el acuerdo de congelamiento de precios básicos, pueden ser un excelente mecanismo de control estatal, militante y ciudadano de precios, ya que ni los grandes oligopolios industriales ni las grandes cadenas de supermercados van a perder rentabilidad por cumplir dicho acuerdo.

Como dijo nuestra Presidenta, hay que “Mirar para Cuidar”, en lugar de atacar las medidas que toma un gobierno nacional y popular que hace diez años nos demuestra que con errores y aciertos, es coherente en cada decisión, para alejarnos del neoliberalismo depredador, y acercarnos cada vez más hacia un desarrollo igualitario. 

jueves, 23 de mayo de 2013

La Economía Argentina de la Década Ganada.


La Economía Argentina de la Década Ganada.

No es intención de este artículo hacer historia económica, pero para explicar por qué hablamos de la “década ganada” cuando nos referimos al período 2003-2013, es necesario ver de dónde partimos en el año 2003, y muy brevemente cómo podemos caracterizar a las décadas anteriores.

Argentina allá por el año 1910, en el primer centenario, era una potencia mundial en materia de exportación de granos, la gran potencia mundial que tanto añoran los neoliberales. Era un país que producía y exportaba productos primarios, que poseía fortunas en poder de unos pocos terratenientes (la oligarquía nacional), y donde el 90 % de la población vivía marginada en la miseria, sin ningún tipo de derechos sociales.
Tuvimos luego un primer gobierno “popular”, el de Hipólito Yrigoyen, a quien derrocaron con un golpe de estado. Entre 1930 y 1940 tuvimos la “´primera década infame”, en la cual gobernaron los conservadores mediante el fraude electoral.

Recién en 1945 comienza en Argentina una “etapa de industrialización y estado de bienestar”, durante los dos primeros gobiernos de Juan D. Perón. Esa fue la única etapa de industrialización de la Argentina que no dependió de capitales extranjeros, y que fue acompañada de la creación de una clase media trabajadora con amplios derechos sociales.
Hubo en la década del 60 una segunda etapa de “industrialización por sustitución de importaciones”, pero altamente dependiente de capitales extranjeros, que terminó en grandes desequilibrios macroeconómicos.

Finalmente, con el golpe de estado genocida de 1976 arrasaron con la “Industria Argentina” y con el “Estado de Bienestar”.
El período 1976-1983 fue el más nefasto de nuestra historia. Además del genocidio de la dictadura militar, se implementó un programa económico neoliberal que terminó en la financiarización de la economía y la herida de muerte a la industria nacional. Este fue el “período del genocidio neoliberal”.
En 1983 asume el gobierno por elecciones democráticas el Dr. Raúl Alfonsín, pero al poco tiempo cede a las presiones económicas del Fondo Monetario Internacional, por lo que sus intenciones progresistas, terminaron en lo que se llamó “la década perdida”.

Llegaba algo terrible para el país, un gobierno que se decía peronista, asume en 1989, e implementa el plan económico de la “convertibilidad”, con todas las recetas neoliberales del Consenso de Washington, privatizaciones, apertura económica indiscriminada y desindustrialización absoluta, generando un ejército de desocupados y gente en la miseria. El período 1989-1999, fue “la segunda década infame”. El gobierno menemista traicionó todos los principios del justicialismo, y terminó de endeudar al país y de destruir la industria nacional.
En 2001-2002 la economía argentina estalla, el país entra en default por no poder pagar la deuda externa, la desocupación llega al 26 % y la pobreza al 56%. Dentro de ese 56 % de pobres, el 27 % eran indigentes, es decir que en 2002 el 27 % de la población pasaba hambre.

En mayo de 2003 comienza la “década ganada” conducida por el Presidente Néstor Kirchner, a quien sucedió en 2007 nuestra actual Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Veamos por qué hablamos de la “década ganada”, que también podría llamarse la “década de la reindustrialización y de la vuelta del estado de bienestar”.
El gobierno de Néstor Kirchner partió de los siguientes indicadores económicos:
1)      Déficit fiscal crónico
2)      Caída del PBI
3)      Déficit en la cuenta corriente del balance de pagos
4)      Desocupación del 26 %
5)      Pobreza del 56 %
6)      Indigencia del 27 % (este porcentaje está incluido en la medición de la pobreza)
7)      Industrias cerradas.
8)      Alto endeudamiento externo en dólares, sin reservas para pagar.

Entre 2003 y 2007, cambiando de raíz el rumbo económico, todos esos indicadores se dieron vuelta para el bienestar de la sociedad.
Se abandonó el sistema neoliberal, y se aplicó un modelo económico de intervención del estado en la economía, regulando lo que había que regular.
No se puede dejar todo librado al “mercado”, porque el “mercado”, si no es regulado por el estado nacional, termina siendo dominado por las corporaciones económicas que sólo buscan maximizar sus beneficios y gobernar por sobre la política.
Néstor Kirchner colocó a la economía al servicio de una política de crecimiento con inclusión social.
Se incentivó el comienzo de la reindustrialización del país, lo cual generó aproximadamente 4.000.000 de nuevos puestos de trabajo, cayendo la desocupación por debajo del 10 %.

Básicamente, al terminar el gobierno de Néstor Kirchner, todos los indicadores antes mencionados habían cambiado respecto del 2002-2003:
1)      De tener déficit fiscal pasamos a tener superávit fiscal
2)      De tener déficit en la cuenta corriente del Balance de Pagos, pasamos un superávit que nos permitió acumular Reservas en el BCRA y desendeudarnos.
3)      Se reestructuró la deuda externa, logrando una importante quita, ya que el gobierno de Kirchner fue muy claro, y el mundo tuvo que entender que los muertos no pagan sus deudas, y que si no nos dejaban crecer, no podíamos pagar. Aun hoy seguimos pagando puntualmente los vencimientos de deuda heredados de los gobiernos anteriores.
4)      EL PBI creció a un promedio del 7 % anual, en gran parte empujado por la industria y la construcción, pero todos los sectores se vieron beneficiados.
5)      El crecimiento del PBI industrial hizo caer la tasa de desempleo por debajo del 10 %.
6)      Por supuesto, también disminuyó la pobreza y la indigencia.


En el año 2007 resultó electa Presidenta de la Nación la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, y reelecta en octubre de 2011.
Cristina tuvo que enfrentar dos graves crisis económicas internacionales, una aun en pleno desarrollo, y los más feroces ataques de las corporaciones económicas y grupos mediáticos concentrados del país.
Sin embargo, el modelo se siguió profundizando, con sólidos equilibrios que hoy nos permiten tener un país mucho más justo, libre y soberano del punto en que partimos en 2003.

Algunas medidas económicas para destacar de estos últimos años son:
1)      La estatización del las AFJP, es decir la vuelta al sistema público, intergeneracional y solidario de jubilaciones y pensiones.
2)      La inclusión en el sistema jubilatorio de más de 2.000.000 de jubilados, la más importante de América latina, con el 95 % de las personas en condiciones de jubilarse, recibiendo esos beneficios.
3)      La creación de la Asignación Universal por Hijo, mediante la cual todos y todas los argentinos que se encuentran aun desempleados o tienen un trabajo no registrado, perciben dicha asignación por cada hijo/a menor de edad, con la obligación de cumplir con un calendario de vacunaciones, y matricular a los niños, niñas y adolescentes en la escuela pública. Esto significó un gran avance en materia de inclusión social y disminución de la indigencia.
4)      La nacionalización de YPF, expropiando el 51 % de las acciones que estaban en manos de Repsol. Ahora YPF es una Sociedad Anónima con participación estatal mayoritaria, nuevamente al servicio del país, y con el objetivo a mediano plazo del autoabastecimiento energético.
5)      La regulación del comercio exterior. Ante la crisis económica mundial, muchos países del mundo venden sus mercaderías a “precios de remate”. Nuestro gobierno está administrando el comercio exterior, decidiendo qué importaciones se pueden realizar y cuáles no, protegiendo así la industria nacional, el trabajo argentino, y la Balanza Comercial, que sigue siendo superavitaria.

En síntesis, el período 2003-2013 constituye la “década ganada”, “la Década de la Reindustrialización de la Argentina y del Regreso del Estado de Bienestar”, porque:

·        Pasamos de un paradigma neoliberal a un modelo de estado nacional y popular, donde la economía se subordinó a la política, y la política constituye en el actual gobierno una herramienta para mejorar la vida de los argentinos.
·        Se implementó un proceso de reindustrialización por sustitución de importaciones, que con éxito logró la apertura y ampliación de miles de fábricas, y la generación de puestos de trabajo de calidad.
·        Se negociaron libremente paritarias al alza para todos los trabajadores registrados, aumentando el poder adquisitivo de los asalariados, aumentando como consecuencia el consumo. Para los que aun no son trabajadores registrados el estado los protegió con todo tipo de medidas sociales, como planes de capacitación y reinserción laboral, y la mencionada Asignación Universal por Hijo. 
·        Hoy nuestra deuda externa en dólares ya no es un impedimento para nuestro desarrollo, ya que disminuyó y no asumimos nuevas deudas con ese sector.
·         Hoy la política económica nacional la decide nuestro gobierno nacional, y no como en la década de los 90, las corporaciones económicas.
·        Hemos tenido crecimiento económico sostenido durante estos diez años, pero lo fundamental, es que el crecimiento fue acompañado de redistribución de la riqueza, lo que más les molesta a los neoliberales. Argentina tiene hoy el doble de PBI real que en 2003, pero además ha mejorado en cuanto a equidad en la distribución de los ingresos que genera ese crecimiento. Esto lo demuestra el Índice de Gini, un número estadístico que se calcula en todos los países del mundo, y que puede variar entre 0 (cero) y 1 (uno). El número 0 (cero) indicaría perfecta equidad en la distribución de la riqueza, cosa que no existe en ningún lugar del mundo. El número 1 (uno) indicaría absoluta desigualdad en la distribución de la riqueza. O sea, cuanto más baje este índice, mejor. En Argentina, en la década de los 90 este índice se encontraba en 0,50/0,51 según la forma de calcularlo. Hoy se encuentra alrededor de 0,40. Es una disminución muy importante, que muestra los resultados de este modelo de inclusión con equidad.

Resta aun un largo camino para que en Argentina no haga falta más la Asignación Universal por Hijo, para que no haya más pobreza, y sobre todo para seguir construyendo algo que recién empieza, que es la “Patria Grande” Latinoamericana, con un modelo de desarrollo sostenible con equidad.
De lo que no cabe duda, es que líderes latinoamericanos como Néstor Kirchner sentaron las bases de una economía con rostro humano, lejos del modelo neoliberal que hoy lleva a la exclusión a muchos ciudadanos del mundo como en Europa.

Las materias pendientes son muchas:
·        Argentina necesita profundizar la reindustrialización, cambiando la estructura productiva, para no tener tal alta dependencia de insumos de capital importados. Cambiar esa matriz productiva lleva décadas, ya que partimos de una matriz de exportación de productos primarios desde la fundación de la nación. Pero el cambio es imprescindible, ya que la soberanía alimentaria también depende de ello. Dejar de tener alta dependencia de insumos industriales importados, implicaría mayor independencia de las corporaciones internacionales para decidir qué alimentos producir, cómo producirlos, y qué excedentes exportar. Finalmente este camino conduce al desarrollo sustentable y a la reducción de la pobreza.
·        Tenemos también pendiente de solución el problema de la inflación, una inflación que no está producida por razones monetarias como argumentan los neoliberales, sino que está generada por una puja distributiva, en la cual los grandes oligopolios acrecientan sus ganancias a medida que suben los salarios de los trabajadores, vía aumentos de precios. Mientras recorremos el largo camino de cambiar la matriz productiva del país, un Estado activo y regulador es imprescindible para bajar las tendencias inflacionarias.

La transformación económica de estos últimos diez años debe seguir en marcha, porque son muchos los argentinos que con trabajo hoy viven en un país mejor, y muchos los que tenemos la convicción de que este es el modelo que debemos profundizar para seguir mejorando, con un Estado activo, y gerenciador de la economía.
  
Juan Gavassi
(Cdor. Público- Profesor de Economía)