lunes, 24 de septiembre de 2018

Macri y la pérdida de la Argentina


Macri y la pérdida de la Argentina

El presidente Macri suele decir que venimos de 70 años de decadencia, y cuando lo dice hace referencia a los supuestos gobiernos populistas como el primer peronismo de 1945 a 1955, y el kirchnerismo de 2003 a 2015. El supuesto del discurso macrista es que estos gobiernos derrochaban los recursos generando déficit fiscal crónico y alta inflación.  
Si alguien se cree este discurso es porque no se molestó en consultar algo de la historia de esos últimos 70 años. En esos 70 años no fue el peronismo el único que gobernó la Argentina. Tuvimos también gobiernos radicales y gobiernos militares, incluida la dictadura genocida de 1976-1983. Los porcentajes más altos de inflación se dieron justamente durante la dictadura militar, y luego en las “hiper” de Alfonsín y de Menem.
Un detalle más, de tantos que podríamos citar para demostrar que no fueron los gobiernos populares los que generaron la decadencia, es que durante el gobierno de Néstor Kirchner y durante los primeros años de Cristina Kirchner, el estado nacional tuvo superávit fiscal, desendeudamiento, y el país tenía superávit comercial, crecimiento económico, disminución del desempleo y mejora en la distribución de los ingresos.

La actual crisis económica la generó el gobierno de Cambiemos desde sus primeras medidas a pocos días de asumir, y lo adelantamos en este blog.
Cuando liberaron el llamado “cepo”, liberaron totalmente la entrada y salida de capitales. Pocos países en el mundo tienen esa falta absoluta de controles.
Junto con eso eliminaron la mayoría de las necesarias retenciones a las exportaciones agropecuarias, generando una ganancia super extraordinaria para las grandes exportadoras (no para el pequeño productor), y la consiguiente traslación a precios internos de los alimentos de la devaluación del tipo de cambio.
Un poco más tarde tomaron una decisión inédita y muy perjudicial para un país que no fabrica dólares: permitieron a los exportadores que no liquiden los dólares en el país, y hasta hoy estos tienen la libertad de dejar las divisas en el exterior.

La política monetaria de Cambiemos generó una bicicleta financiera tan terrible como la de la época de la dictadura militar. Las altas tasas de interés, hoy en el 50 % anual, destrozaron a cientos de Pymes industriales, y facilitaron la entrada de capitales especulativos que permitieron una estabilidad artificial en el tipo de cambio, mientras se fugaban al exterior los dólares que el gobierno pedía prestados. En estos días este mecanismo se vuelve a activar.


Llegamos este año a endeudarnos con el FMI - organismo que le presta a los países que están hundidos, para hundirlos más - y a resignar nuestra soberanía económica a las recetas neoliberales que el gobierno de Estados Unidos tiene para Latinoamérica, pero no para ellos mismos.

La actual deuda externa es un récord histórico que está llegando al 100 % del PBI. Las altas tasas de interés no permiten que haya inversiones productivas, y tampoco las habrá porque están matando el consumo interno al provocar una pulverización del salario real, y el aumento del desempleo.

Cambiemos provocó con sus políticas económicas, y ahora poniendo de rodillas a la Argentina ante el FMI y el gobierno de Estados Unidos, la actual crisis y decadencia de Argentina. Este gobierno es quien generó el aumento de la pobreza que estamos sufriendo, el incremento en la DESIGUALDAD, y la desindustrialización del país, y no es por error. 
Este siempre fue su proyecto: un país para pocos, exportador de productos primarios, con una oligarquía agroexportadora y una banca multinacional que resultan los únicos ganadores.

Por este camino vamos a ser cada vez más dependientes y más pobres. Estamos perdiendo la república nuevamente.


  

miércoles, 14 de febrero de 2018

La economía argentina 1976-2018: Un peligroso retroceso en el tiempo.

La economía argentina 1976-2018: 
Un peligroso retroceso en el tiempo.


Argentina 1976-1983.

La sangrienta dictadura cívico militar del 76 instauró una economía neoliberal consistente en un modelo de valoración financiera, de apertura de importaciones, privatización de empresas públicas, aumento del desempleo….
“¿Para qué fabricar en Argentina lo que en otros países se hace a menor costo y de mejor calidad?” Esa necia pregunta que hoy el régimen macrista nos vuelve a plantear. Como si no importaran las personas que trabajan. Se importa mano de obra barata, casi esclava, y se dejan de emplear valiosos recursos nacionales. Pero ese es el modelo neoliberal argentino, que no es igual en otros países capitalistas que sí protegen sus economías.


Argentina 1983-2002.

La pobreza que había dejado la dictadura militar era tal que el presidente Alfonsín tuvo que implementar el Plan Alimentario Nacional, iniciando así una etapa de asistencia social que con distintos nombres y distintas formas no dejará de ser necesario en adelante y hasta la actualidad.

En 1989 en medio de una crisis económica terminal asume Menem, y volvemos
al neoliberalismo, con la privatización de las empresas públicas, despido masivo de empleados de esas empresas, en fin, la aplicación a fondo del Consenso de Washington impuesto por el Fondo Monetario Internacional. El fuerte déficit comercial y de la cuenta corriente del balance de pagos se compensa por la entrada de dólares prestados, y la deuda externa se multiplica exponencialmente.
El PBI real crece, pero la desigualdad y el desempleo también, porque no puede haber creación suficiente de empleo cuando no se fomenta la industria nacional.
Terminamos con De la Rúa en 2001 con un desempleo del 22 % de la PEA, y una pobreza del 60 % de la población (si la medimos con la metodología de la UCA).


Argentina 2003-2015

He dedicado numerosos artículos en este blog a analizar el período gobernado por los Kirchner. Por lo tanto sólo voy a resumir algunas cuestiones económicas básicas y a hacer una reflexión sobre el rol de los medios de comunicación.
De los 12 años de gobierno, hubo crecimiento real del PBI en 9 años, a tasas promedio del 6 % anual. La industria argentina creció un 90 % en esos 12 años, por una decisión política de quitarle recursos al sector agrícola-ganadero, que era el que tenía ganancias extraordinarias, y subsidiar y fomentar la industria.
Era el regreso al modelo de sustitución de importaciones, con los límites que plantea la “restricción externa”.
Se crearon así 5.000.000 de nuevos puestos de trabajo, la desocupación bajó
de aquel 22 % al 7 % de la PEA y en algunos trimestres hasta el 5,6 %. La pobreza disminuyó de aquel 60 % al 27 % hacia el 2015 (según la metodología de la UCA). Pero lo más importante, se incluyeron a millones de argentinos a los servicios de salud, vacunación y educación obligatorias, jubilación universal, asignación universal por hijo, y otras políticas sociales, que lograron disminuir notablemente el grado de desigualdad social.
Los gobiernos kirchneristas se enfrentaron a intereses corporativos de la Sociedad Rural, Clarín, y otras mafias empresariales, mediáticas y judiciales que la ex presidenta Cristina Kirchner no pudo terminar de desnudar. Y terminaron siendo los máximos responsables del gobierno los acusados de corrupción, como en Brasil Lula y Dilma, por parte de quienes en realidad son las mafias de toda la historia. Así, con parte de la sociedad creyendo estas mentiras del “se robaron todo” es que accede por primera vez por el voto directo al poder ejecutivo nacional el gobierno más conservador, oligárquico y poco democrático de nuestra historia “democrática”.


Argentina 2015-2018.

Macri promete un cambio, pero vuelve al viejo modelo de valorización y timba financiera. Ganan los agroexportadores con la quita de retenciones, y los grandes bancos extranjeros que le bancaron la campaña.
También ganan las empresas de energía, muchas en manos de sus propios ministros, al disponer un 1.000 (mil) porciento de aumento en el precio de la electricidad, y similares porcentajes en otros servicios públicos.
Con la excusa de una “pesada herencia” que no fue tal, pero que los medios aun hoy se encargan de remarcar, la población acepta o se resigna a una reducción de sus salarios reales, ya que la inflación se desboca y el gobierno, además de fomentar los despidos, pone límites a las paritarias salariales.
Es muy simple, cualquier estado recauda impuestos y otros recursos como los de la seguridad social, y utiliza estos recursos para solventar el “gasto público”, que incluye salud y educación públicas, subsidios, política social, jubilaciones y pensiones, obra pública, etc.
Como Macri le bajó los impuestos a los más ricos (retenciones a los agroexportadores, a las mineras, Bienes Personales, Impuesto a las Ganancias de las grandes empresas, etc), y no pudo disminuir sensiblemente el gasto público, entonces el DEFICIT FISCAL se está haciendo insostenible, y su principal fuente de financiamiento es la DEUDA EXTERNA, que a su vez cada vez genera más intereses que aumentan el gasto del estado. Así este gobierno nos está metiendo en un corralón sin salida en el mediano plazo.

Mientras tanto, cientos de Pymes industriales cierran porque ya no tienen mercado para vender o porque los costos del “tarifazo” en los servicios ya no le permite producir. Además entran productos importados y el propio gobierno compra productos importados, que se fabricaban hasta 2015 en Argentina. Se está produciendo un colapso en las Pymes industriales, salvo en el único rubro que el gobierno determinó como viable, que es la fabricación de alimentos, como último eslabón del complejo agrario. Los diarios dicen que aumenta la venta de autos, pero resulta que la mayoría son importados.
Todo este desastre no es un error, no es que se están equivocando, sino que todo está perversamente planificado, y avisado antes de las elecciones, sólo que para muchos costaba entenderlo.

Macri nos propuso ser la “góndola del mundo”: el mismo antiguo y rancio
modelo agroexportador de 1910, agregándole servicios e industria alimenticia.

Nunca le importó ni le va a importar que las otras ramas industriales se fundan, es más, el objetivo es que cierren, porque no entran en su “plan de negocios” para unos pocos.

Para nada le importa a este gobierno disminuir la pobreza; todo su plan y sus políticas, que son un hecho, apuntan a hacer más ricos a los millonarios del complejo agroexportador, minero, y de ciertos servicios que juegan por ahora a su favor como los medios hegemónicos: darle a Clarín todo lo que pidió (tv, cable, fútbol para todos prepago, telefonía celular) no es una casualidad.
Los despidos en el INTI son otra muestra del desprecio por la industria nacional, por la ciencia y la tecnología que tiene el actual gobierno. Cada vez vamos a depender más de laboratorios extranjeros.

Este gobierno se dijo “republicano” y ahora censura las voces de los periodistas opositores, manipula la justicia para encarcelar sin fundamentos a políticos de la oposición y reprime fuertemente la lógica protesta social.
La ley de reforma previsional de diciembre de 2017 le quita 85.000 millones de pesos por año a los jubilados y pensionados, lo cual disminuye el ingreso disponible y por lo tanto el consumo.

Nos estamos haciendo cada vez más pobres, el índice de Gini, que mide el grado de desigualdad, empeoró notablemente en 2016 y 2017 respecto de los años comprendidos entre 2011-2015. Seguimos contaminando nuestra tierra con el incremento de la superficie cultivada con soja con agrotóxicos, la deuda externa se multiplica, y el déficit comercial (importaciones menos exportaciones de bienes) es récord histórico, o sea, que en términos del maestro Aldo Ferrer, vivimos “de prestado”; en cuanto no nos presten más dólares la economía argentina explota, no es sustentable.

En este contexto de saqueo de nuestro país que está haciendo “Cambiemos” sólo queda la esperanza de quienes con lucha, trabajo, estudio y militancia social encabecen el verdadero cambio, que nunca debió ser hacia la derecha.
La verdadera transformación hacia una sociedad con desarrollo equitativo y sustentable no estará nunca en el neoliberalismo salvaje que encarna el actual gobierno.