lunes, 8 de octubre de 2012

Heterodoxia Económica e Integración Latinoamericana.


Heterodoxia Económica e Integración Latinoamericana.

Ayer domingo 7 de octubre ganó las elecciones nuevamente en Venezuela el Presidente Hugo Chávez.
Como ocurre con todos los Presidentes democráticos de Latinoamérica que intentan un rumbo político y económico heterodoxo, una alternativa al neoliberalismo, los grandes medios de comunicación de su país y los internacionales lo muestran como un dictador. No sólo eso es falso, sino que el gobierno de Chávez ha logrado muchos progresos sociales, como erradicar el analfabetismo, y reducir la pobreza.

Lo que ocurre con la derecha neoliberal, como hemos expresado en otras notas, es que no tolera que los gobiernos progresistas de Latinoamérica, cada uno con sus matices, tengan políticas activas de intervención del Estado en la economía con el objetivo de redistribuir la riqueza para un desarrollo con inclusión social.
El neoliberalismo tiene temor de la “equidad social”, ya que el capitalismo de las empresas transnacionales necesita de un ejército de pobres y desocupados para someterlos con bajos sueldos al sistema, como ocurrió en Argentina durante la dictadura militar de 1976, y la década neoliberal salvaje de los 90.

Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Venezuela y otros países hermanos de América del Sur, han salido del neoliberalismo, y cada país con sus diferencias (ya que no podemos decir que las políticas son exactamente iguales), está cambiando un rumbo que años o décadas atrás nos llevaba a la miseria, a la exclusión, y a la total dependencia de los “países centrales”, hacia un rumbo de desarrollo económico lento pero con inclusión, y que apunta a la soberanía política y económica.

Ya hemos explicado en notas anteriores las grandes diferencias de política económica en la Argentina entre la etapa neoliberal y esta nueva etapa de “estado nacional” abierta en 2003 que está recuperando poco a poco el comando de nuestros recursos estratégicos, condición esencial para que un país pueda desarrollarse. Véase por ejemplo:

Las privatizaciones o “remates” de las empresas de servicios públicos, de la energía, incluido el petróleo, en la década de los 90, eran funcionales al Consenso de Washington y a los intereses extranjeros que oprimieron a Latinoamérica durante décadas con la complicidad de los gobiernos locales.
Este año Argentina recuperó el control de YPF (principal empresa petrolera del país).

Los economistas heterodoxos, los que buscan alternativas mejores que el neoliberalismo,  reconocen no sólo en Latinoamérica, sino en Europa y Estados Unidos, que el camino de la desregulación de los mercados, de abandono de la economía real por la especulación financiera, ha llevado a crisis terminales a los países, como la que viven hoy varios países de Europa (España, Grecia, Portugal, Italia, etc)

Las soluciones no están en el neoliberalismo, las soluciones no están en el recorte del gasto social, como piden desde el neoliberalismo.
Copio a continuación un extracto de una nota del diario Página/12 (7/10/12) de un economista de la Universidad de Kansas, cuyas expresiones fueron vertidas la semana pasada en ocasión de realizarse en Argentina las Jornadas sobre Economía organizadas por el Banco Central de la República Argentina, con invitados internacionales de pensamiento heterodoxo de primer nivel:

RANDALL WRAY *
“Gastar más y no menos”

El gobierno de Estados Unidos nunca puede quedarse sin dólares y nunca puede ser forzado a declarar un default ni a incumplir un vencimiento. Los límites que existen, como el límite al endeudamiento, son límites autoimpuestos.
Cuando un gobierno emite más dinero para gastar que el que recibe a través de los impuestos los llamamos déficit.. Eso genera un ingreso neto en el sector privado, creando más ventas y puestos de trabajo. Un superávit presupuestario es lo opuesto: el gobierno remueve dinero, ingresos y empleos de la economía. Entonces, ¿cuál sería el problema de eliminar esos límites? El gobierno podrían gastar demasiado llevando a la economía más allá del pleno empleo y generando inflación. Sólo si el déficit aún es lo suficientemente alto como para fogonear a la inflación, un recorte fiscal debería ser adoptado. Además, los déficit que promueven el crecimiento económico pueden generar déficit comerciales ya que las importaciones crecen más rápido que las exportaciones. Muchos creen que esto genera una apreciación de la moneda. La evidencia es escasa, pero incluso si fuera cierto la dicotomía sería entre mayor crecimiento y empleo versus una moneda fuerte. ¿Usted qué preferiría: un trabajo o unas vacaciones en el exterior?
Los gobiernos deban gastar más y no menos. Hoy, con la masiva cantidad de recursos ociosos (en el mundo), los gobiernos deberían gastar más y no menos para recuperar los niveles de actividad y empleo. Esto no quiere decir que pueden gastar ilimitadamente. Pero un país soberano que emite su propia moneda no enfrenta problemas de financiamiento o solvencia en su propia moneda. La teoría monetaria moderna no es aplicable a Grecia o la Unión Europea, pero sí en los países con soberanía monetaria como Argentina, Brasil o Japón.
* Universidad de Kansas.



En síntesis, en un contexto internacional de grave crisis financiera y económica, donde mucha gente está quedando desocupada en Europa por las políticas neoliberales, cabe plantearse la necesidad de no volver nunca más a ese pasado, ya que con esas recetas ya sabemos que los pueblos terminan excluidos y sometidos.

Queda mucho camino por recorrer en Argentina y en Latinoamérica para solucionar el problema estructural de la pobreza, y profundizar el camino hacia un desarrollo sustentable, y cada vez menos dependiente de las multinacionales cuyo fin es sólo el lucro a costa de lo que sea.


Esto no significa, como ya aclaramos en notas anteriores, “aislarse del mundo”, sino ejercer nuestras propias políticas económicas  que apunten al desarrollo con equidad social, e insertarnos en el mundo en una posición no subordinada a intereses impuestos por nadie.
La integración regional en el marco del Mercosur, y en forma más ampliada con la Unasur y la CELAC forma parte esencial de este proceso político, social y económico para la independencia y desarrollo de América Latina. Desarrollo que no implica el mismo concepto que el “desarrollo” que obtuvieron los “países centrales” en el siglo pasado, sino que implica nuevas definiciones y estrategias.
Y entre los objetivos de ese desarrollo integral de Latinoamérica, está como dicen los neoestructuralistas, que no se repitan al interior de nuestra región las mismas asimetrías que existen en el mundo. Para eso el desarrollo y la integración regional debe ser planificada y cooperativa.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Derribemos mitos III: El Dólar como moneda de cambio, y como moneda de reserva internacional.


Derribemos mitos III: El Dólar como moneda de cambio, y como moneda de reserva internacional.

Como hemos explicado en la nota del 6/9/12,  http://juangavassi.blogspot.com.ar/2012/09/derribemos-mitos.html, son tantas las mentiras mal intencionadas de los grandes medios de comunicación oligopólicos que defienden intereses económicos sectoriales, que hace falta derribar mitos. Esto es, aclarar con argumentos, y no con especulaciones, por qué algunas cosas son como son.

Vamos a profundizar en esta nota el tema de las restricciones que existen en Argentina a la compra de divisa extranjera, y específicamente a analizar el tema del dólar como moneda de cambio internacional y como supuesta moneda de reserva.

Como dijimos en dicha nota, NO hay en Argentina ninguna violación a la libertad de propiedad privada ni restricciones a la salida del país como consecuencia de las restricciones a la compra de divisa extranjera ni por ningún otro motivo.
Si tener que pagar impuestos, tener los “papeles” en blanco, y cumplir con las regulaciones de Estado es cercenar la libertad privada, entonces el neoliberalismo lo que quiere es que la libertad la tengan los ricos, y que el resto viva en la miseria, como en el año 2001.

Vayamos por pasos.

1er paso: El Dólar como moneda de cambio internacional. Emisión de dólares.
Cuando en el mundo no existían aun los billetes, la moneda de cambio era el oro. Los primeros billetes estaban respaldados por dicho metal precioso cuyo valor radica en su escasez fundamentalmente. Luego de la Segunda Guerra Mundial el mundo abandona el “patrón oro” y la moneda pasa a ser “dinero inconvertible”, es decir que hoy los Bancos Centrales de los distintos países emiten moneda sin respaldo en oro, manteniendo unas pocas reservas de oro y de divisas (monedas de otros países), y por lo tanto el dinero es “virtual”, y sólo está respaldado por el PBI del país que la emite.
Esto significa que el único respaldo real que tiene el dinero es que sirve para pagar los bienes y servicios que se producen en la economía real de cada país.

Sin embargo, Estados Unidos, como es el único país del mundo que emite la moneda que se usa y se acepta a nivel mundial como principal moneda de cambio internacional, puede emitir billetes dólar en forma indefinida, sin ningún límite, ya que su moneda circula por todo el mundo, y de esa manera, su emisión absolutamente desmedida, en lugar de generar inflación en EE. UU., genera inflación en los países que más la atesoran.
Es decir, los EE. UU. exportan su crisis financiera al resto del mundo.
EE. UU. tiene déficit fiscal, déficit comercial y déficit en el saldo de la cuenta corriente de su balance de pagos. Sin embargo, al emitir dólares indefinidamente, y éstos ser aceptados como moneda de cambio internacional, lo puede seguir haciendo, y así vive de los demás países.

Por lo tanto, cuando atesoramos dólares porque creemos que dicha moneda mantiene su valor en el tiempo, lo que hacemos es importar las crisis y la inflación que Estados Unidos debiera tener por su política monetaria; para ser más claro, estamos “bancando” el consumo de los norteamericanos y su “aparente estabilidad monetaria”.

Todos los Bancos Centrales del mundo, y por supuesto también el Banco Central de la República Argentina (BCRA) poseen reservas en dólares, para hacer frente a pagos internacionales, por ejemplo de deuda externa.
Pero cuando son las familias y las empresas las que comienzan a acumular dólares en sus casas o cajas, cuando en un país la mayor parte de los ahorros se realiza en moneda dólar, por los motivos arriba explicados, estamos perjudicando nuestra economía.

2do paso: Las restricciones a la compra de dólares en Argentina. Verdades y mentiras de los medios.

Si hemos comprendido que el dólar es una moneda virtual, y que sólo debiera ser usada como lo que es, la moneda de cambio para las operaciones de comercio exterior (mientras no se cambie la moneda de cambio internacional), entonces cabe preguntarse para qué ahorrar en dólares. Si no somos una empresa argentina  importadora de bienes y servicios o de insumos  extranjeros, no necesitamos dólares, salvo para viajar al exterior.

En Argentina existe una cultura nefasta que viene de la especulación financiera iniciada en 1976 y profundizada en la década infame de 1990, por la cual los habitantes desean ahorrar en dólares, cuando en realidad hay muchas otras alternativas de ahorro e inversión, como depósitos a plazo fijo, compra de acciones, títulos públicos, u otras más simples como los fondos comunes de inversión, que dan altos rendimientos para quienes tienen capacidad de ahorro.
Es cierto que hay desconfianza en nuestra moneda pues estamos hace 4 años nuevamente con una inflación alta, de aproximadamente el 20 % anual según datos de encuestadoras privadas serias.
Sin embargo hay aumentos de salarios que nos protegen de esa inflación, y hay alternativas de ahorro e inversión como las mencionadas y muchas otras.

Por lo tanto, es absolutamente legítimo y sensato, que si Argentina no emite dólares, y es el país del mundo donde más dólares circulan luego de los EE. UU., el gobierno haya decidido restringir la compra de divisa extranjera.

Argentina, a diferencia de EE. UU., necesita tener superávit comercial y superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, porque no fabricamos dólares.
Hace 9 años que mantenemos superávit en dichas cuentas, y eso nos está permitiendo desendeudarnos con el extranjero, y crecer para generar más y mejor empleo.

En Argentina ya no se puede adquirir dólares para atesoramiento, los argentinos nos tendremos que acostumbrar a otras formas de ahorro.
Pero no hay ninguna restricción a las libertades de entrada y salida del país.
Para viajar al exterior se debe poseer, como en cualquier lugar serio del mundo, una tarjeta de crédito, con la cual se harán los pagos cualquiera sea el país de destino del viaje, y luego al regresar a Argentina, se paga lo gastado en el exterior, en moneda local, al tipo de cambio oficial más los impuestos o recargos que correspondan.
No hay entonces restricciones a los viajes al exterior, sino un control adecuado del uso de divisas extranjeras.

Para finalizar, las empresas argentinas que necesitan comprar insumos importados para su producción  tienen acceso normal a la compra de dólares para pagar sus importaciones, de modo que no  se afecta ni el comercio internacional ni mucho menos la producción local, que es la que genera puestos de trabajo.

3er paso: Conclusiones.

Siempre habrá desde el neoliberalismo, quienes se opongan a las regulaciones del estado, quienes prefieran la libertad absoluta de mercado sin intervención del estado para su propio beneficio.
Pero desde 2003 en Argentina dejamos de lado el “estado neoliberal” y pasamos a un paradigma de  “estado nacional” que gestiona la economía para lograr el bien común y no el beneficio de unos pocos.

Resta un largo camino por recorrer, pero debemos seguir recuperando el comando de nuestros recursos estratégicos, inclusive de nuestra moneda bajando la inflación con medidas heterodoxas como la lucha contra los oligopolios extranjeros, y no con recetas ortodoxas que nos han llevado en el pasado a la miseria.

El país mantiene equilibrios macroeconómicos sólidos, aun en un contexto internacional negativo, pero los mantiene porque hay políticas activas y claras de parte del estado, que siempre debe gerenciar la economía en un enfoque estructuralista y keynesiano de la política económica.












sábado, 22 de septiembre de 2012

Argentina 2002-2012: Comparaciones


Argentina 2002-2012: Comparaciones


Cuando comparamos la evolución de los indicadores macroeconómicos de Argentina entre el 2002 y el 2012, no faltan quienes nos dicen que dada la grave crisis institucional y económica que vivió el país en el 2001-2002, cualquier política y cualquier comparación nos va a llevar a la conclusión de que estamos mejor ahora que en el 2002, pero que eso no es significativo, porque estamos comparando la actualidad económica con el año 2002, una de las peores depresiones económicas de la historia argentina.

Sin embargo, si analizamos estos indicadores macroeconómicos en un contexto más global, queda claro que hubo políticas económicas activas de parte del estado nacional entre 2003 y la actualidad para que hayamos salido de esa depresión y la sociedad hoy viva mejor, y con perspectivas de un verdadero desarrollo con equidad.

Recordemos que entre 1945 y 1955 (gobiernos de Perón) Argentina vivió lo que en el mundo se llamó “estado de bienestar”. Este modelo consistió en la intervención del Estado en políticas de redistribución de la riqueza, industrialización de la economía, beneficios sociales y protecciones para los trabajadores, construcción de viviendas sociales, etc.

En 1973, con la crisis internacional del petróleo, se acaba en el mundo el “estado de bienestar” y se da paso el neoliberalismo económico, con la desregulación de los mercados, las privatizaciones, la lenta pero nefasta flexibilización de las condiciones laborales, la especulación financiera, etc.
Este período neoliberal se extendió en Argentina entre el golpe de estado de 1976 hasta 2002, e impactó con mucha más fuerza con las políticas neoliberales salvajes de la década de los 90 (aplicación completa a la Argentina del Consenso de Washington).

Por lo tanto, la crisis institucional y económica que estalló en el año 2001, no fue consecuencia sólo de las políticas erradas del gobierno de la Alianza, sino la consecuencia de todo el período neoliberal comprendido entre 1976 y 2001.
En la década del 90 la deuda externa en dólares se triplicó, se privatizaron todas las empresas de servicios públicos, perdimos el comando de los recursos estratégicos como el petróleo y la energía en general, las comunicaciones y el trasporte, y se generó una economía de servicios financieros que dejó en la desocupación y/o subocupación a más de un tercio de la población económicamente activa (PEA), y en la pobreza al 55 % de la población argentina.

 
Entonces, cuando comparamos el 55 % de pobreza y el 33 % de desocupación del año 2002 con el 7,2 % de desocupación del actual año 2012, no estamos comparando sólo un año contra otro, sino que hubo entre 2003 y 2012 una recuperación económica y social producto de políticas macroeconómicas propias de un estado nacional que abandonó el paradigma neoliberal e instaló nuevamente el “estado de bienestar”.

La pobreza en Argentina aun es elevada, y para no tomar las cifras del Indec, podemos tomar  las mediciones de economistas privados de prestigio como Roberto Navarro, que la ubican actualmente en torno del 18 %. Pero hemos dejado atrás el caos del 55 % del país en la pobreza.

El PBI real de Argentina se duplicó entre 2003 y 2012, se comenzó a reindustrializar el país, la deuda externa en dólares hoy es muy baja respecto del PBI debido al proceso de desendeudamiento externo, se han construido más de 700.000 soluciones habitacionales, y se acaba de lanzar el Plan PROCREAR para el acceso a una vivienda nueva para 400.000 familias. Estamos recuperando además el comando de varios recursos estratégicos, como el régimen de jubilaciones y pensiones estatales, el control de YPF, entre otras medidas.

Argentina, en el marco de un contexto internacional negativo, está regulando su comercio exterior, sustituyendo importaciones, creando una matriz cada vez más diversificada de producción, y aun en un año de recesión mundial, nuestro PBI sigue creciendo y el desempleo no está aumentando.

En síntesis numérica:

Año 2002:
1)      Baja del PBI real (recesión económica)
2)     Déficit fiscal primario crónico
3)     Déficit en el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos
4)     Aumento del desempleo (33 % de la PEA)
5)     Aumento de la pobreza (55 % de la población)
6)     Mala distribución del ingreso (Coeficiente de Gini en 0,57)

Año 2012:

1)      Crecimiento del PBI (promedio del 7,5 % anual durante 9 años, año 2012 en un 2,5 %)
2)     Superávit fiscal primario durante 9 años consecutivos
3)     Superávit en el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos durante 9 años consecutivos
4)     Disminución del desempleo al 7,2 % de la PEA
5)     Disminución de la pobreza (18 % de la población)
6)     Mejora en la distribución del ingreso (Coeficiente de Gini entre 0,41-0,42)


El siguiente cuadro muestra la evolución del EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) entre 2003 y 2011.


Como hemos dicho en notas anteriores son muchas e importantes las materias pendientes.
Tenemos una alta tasa de inflación anual, por causas especulativas, causas  inerciales, mercados altamente concentrados, y una economía aun altamente extranjerizada.
El porcentaje de pobreza es aun alto, si bien se implementa en Argentina un plan social de los mejores a nivel mundial como es la Asignación Universal por Hijo, por la cual cada familia desocupada o con bajos ingresos recibe un subsidio del Estado en concepto de Asignación Familiar por cada hijo menor de edad, con la condición de que los niños y adolescentes que lo reciben, estén estudiando en una escuela pública y cumplan con ciertos requisitos de vacunación y controles sanitarios.

Es fundamental para mantener los equilibrios macroeconómicos a corto y mediano plazo, incentivar como se ha venido haciendo en estos últimos  9 años, tanto el consumo interno, como las exportaciones. Es necesario que aumente la Oferta Agregada de bienes y servicios, y para eso necesitamos que haya más inversión. La inversión pública es una decisión del Estado y está proyectada claramente en el presupuesto del gobierno nacional para el 2013. La inversión privada debe ser orientada por el estado, porque los privados sin regulaciones sólo buscan ganancias extraordinarias.

Se necesita entonces más y mejor intervención del estado en la economía para seguir en la senda del desarrollo con equidad social.

martes, 11 de septiembre de 2012

Derribemos mitos II: Salarios


En la nota anterior hemos derribado tres mitos, hemos demostrado que es falso que las restricciones a las importaciones estén generando caída en la actividad industrial en Argentina, y que por el contrario, el modelo de sustitución de importaciones está teniendo éxito, y por primera vez en décadas, Argentina comienza a reindustrializarse. El polo industrial en Tierra del Fuego es una muestra, sólo una muestra de ello. Ya no se ensambla solamente, sino que se fabrican totalmente en Argentina varios componentes de artículos electrónicos.

El segundo mito que derribamos en la nota anterior fue el relacionado con la compra de moneda extranjera, y demostramos por qué, los dólares están disponibles, pero para lo que tienen que estar, para el comercio exterior principalmente, y luego para el pago de la deuda externa y los viajes al exterior, pero no para atesoramiento.

El tercer mito que derribamos en la nota anterior fue el comentario engañoso de los medios oligopólicos sobre la palabra “recesión”.
Vimos que en Argentina NO hay recesión, sino CRECIMIENTO del PBI real a tasas más moderadas que en 2010-2011.




En esta nota pretendemos desterrar un cuarto mito.
Nos comparan continuamente en los medios de la derecha oligopólica, con el nivel de vida, los salarios y su poder adquisitivo en Estados Unidos, en Europa y en nuestros países hermanos de Latinoamérica.

Si bien el nivel de vida no se mide solamente por los salarios, sino que la educación y la salud son los otros dos elementos claves para medir el desarrollo de un país, vamos a acotar esta nota al tema salarial y su poder adquisitivo.

En primer lugar vamos a aclarar que Argentina tiene hace varios años el SALARIO MÍNIMO MÁS ALTO DE TODA LATINOAMÉRICA.
Para hacer una comparación, no podemos tomar los salarios en pesos, entonces se traducen en dólares PPA (paridad de poder adquisitivo).
Este cálculo, que como figura en el siguiente esquema fue realizado para julio 2012 por el FMI, significa traducir el salario mínimo de cada país a moneda dólar que represente el mismo poder adquisitivo que lo que se puede comprar en EE. UU. con ese dinero.
Para ser más claro, se toma en cuenta no sólo el valor nominal del salario, sino los precios de los bienes y servicios, que son distintos en cada país, para medir el PODER ADQUISITIVO DEL SALARIO.


En la tabla que vemos arriba, está claro por ejemplo, que el sueldo mínimo de un obrero en Argentina es aproximadamente el doble que en Uruguay, Chile o Brasil,  países hermanos que a veces la derecha neoliberal Argentina nos pone como ejemplo de “buen clima de negocios”.

Un país no se desarrolla económica y socialmente con inclusión social porque haya lo que los neoliberales llaman “buen clima de negocios”.
Los neoliberales llaman “buen clima de negocios” a pagar salarios bajos, no pagar impuestos, y no tener regulaciones por parte del estado.

El aumento del poder adquisitivo del salario en Argentina desde 2003 a la fecha, se debe principalmente a las paritarias y al Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil,  donde representantes de los empresarios, sindicalistas y Estado se reúnen para ajustarlo, y se ha ajustado siempre (2003-2012) por encima de la inflación real.

Por último, comparar los salarios y el nivel de vida con los Estados Unidos y con Europa, es un razonamiento falaz.
No podemos hacer esa comparación porque Europa  se ha desarrollado desde hace siglos a través del imperialismo y el saqueo de las riquezas naturales de otros continentes.
Y gran parte del desarrollo de Estados Unidos se debe a la fabricación de armas, a las guerras inventadas para invadir otros países, y a exportar sus crisis mediante la emisión de la moneda de cambio internacional, sin respaldo en su PBI.Y aun así en Estados Unidos hay una gran parte de su población desocupada, en la pobreza y sin cobertura social.


Para finalizar, Argentina está siguiendo el camino del desarrollo con inclusión social, porque hay un Estado presente, corrigiendo asimetrías, y a pesar de todos los problemas y desafíos que quedan por delante, estamos liderando el crecimiento del bienestar social en Latinoamérica.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Derribemos mitos


En varias notas anteriores hemos fundamentado por qué Argentina, como varios países de Latinoaméria, ha abandonado el paradigma neoliberal para pasar a un paradigma de estado nacional, y cuáles fueron y son los resultados positivos de haber abandonado el neoliberalismo a partir de 2003 en el caso argentino.

Básicamente los podemos resumir en los siguientes puntos básicos, siempre acotando el tema a lo económico:

1)      Proceso de desendeudamiento externo, dejando de depender del FMI para la toma de decisiones de nuestras políticas.
2)     Aumento constante del PBI real durante 9 años consecutivos, a una tasa promedio del 7,5 % anual. Esto implica que en 9 años el PBI real de la Argentina se duplicó, o sea, hoy se producen, se consumen y se exportan el doble de bienes y servicios que hace 9 años.
3)     Como consecuencia del crecimiento económico, disminución del desempleo de un 30 % aproximado  en 2002 a un 7,2 % en 2012.
4)     Disminución de la pobreza y mejora en la distribución del ingreso.
5)     Aumento de la cobertura social, esencialmente abarcando con jubilaciones y pensiones al 95 % de la población en condiciones de jubilarse.
6)     Recuperación de ciertos recursos estratégicos para el comando de nuestro propio destino, como el régimen de jubilaciones estatal y el control sobre YPF (energía y petróleo).


Muchos son los mitos y los engaños a que nos someten los medios de comunicación oligopólicos que defienden los intereses concentrados de las corporaciones que no quieren perder algunos de sus privilegios.

Por ejemplo nos dicen en los diarios todos los días que la industria está en recesión, que hay “parálisis” industrial porque faltan insumos producto de las restricciones a las importaciones. Esto es falso. Veamos por qué.

Efectivamente el gobierno argentino, en este año 2012, en el contexto de una crisis mundial, donde los países tratan de colocar sus producciones excedentes a cualquier precio donde puedan, ha  decidido administrar el comercio exterior.

No se permite importar productos que pueden ser sustituidos por otros de producción nacional. Esto implica una protección a nuestra industria nacional, que está resurgiendo, y lejos de la falta de abastecimiento, ya se ven productos INDUSTRIA ARGENTINA de muy buena calidad que hasta hace poco tiempo, y durante 50 años, habían dejado de fabricarse en el país.
Por lo tanto, la política de sustitución de importaciones está dando buenos resultados, y en el segundo semestre del año 2012 está claro que aun en este contexto internacional negativo, Argentina sigue creciendo en su nivel de actividad económica.



Vamos a desterrar un segundo mito.
Nos dicen en los medios que no se respeta la propiedad privada porque están restringidas las compras de moneda extranjera. Esto es absolutamente falso.

No hay ninguna restricción a la propiedad privada, sino una regulación que impide el atesoramiento en moneda extranjera, y permite que los dólares o euros sean adquiridos al tipo de cambio oficial por los importadores, para pagar las operaciones de comercio exterior, y por las personas que viajan al exterior, con límites, impuestos y controles prudentes.

Los países que atesoran todos sus ahorros en dólares, como ha pasado en Argentina, lo  único que hacen es importar desde el exterior las crisis que debieran tener los Estados Unidos por su emisión desmedida de billetes.
Los dólares son virtuales, no tiene ningún respaldo en el PBI del país que lo emite, y “creemos” que tienen valor, simplemente porque se han impuesto como moneda de cambio y de reserva internacional.


Por último, vamos hoy a derribar una tercera mentira, tal vez la más terrible.

Muchos economistas neoliberales aseguran que el crecimiento económico terminó, que el “modelo” está agotado, y que hemos entrado en “recesión”.

Cabe aclarar que cualquier manual básico de Economía define la “recesión” como la caída permanente del PBI real durante un período de seis meses consecutivos, respecto de igual período del año anterior.

Pues Argentina NO sólo no está en recesión, sino que tampoco hay estancamiento de la actividad económica. Lo que hay es un crecimiento más suave, más desacelerado que en los años 2010-2011. 
El PBI real argentino está creciendo a un ritmo del 2,5 % anual este año, y se proyecta un crecimiento final para todo 2012 de entre el 2 % y el 3 %. Esto no es recesión, sino que es más producción real que el año anterior.

El “modelo económico”, que en realidad es un PROYECTO DE PAÍS soberano e independiente, relacionado con socios comerciales y no subordinado a intereses extranjeros ni corporativos, lejos de estar agotado, debe ser profundizado.

No sólo no está agotado el “modelo económico” actual argentino, sino que el país debe seguir cuidando sus equilibrios macroeconómicos con medidas heterodoxas, y no con las recetas neoliberales que ofrece la derecha neoliberal, que ya llevaron a la miseria al país en el pasado, y están llevando a la recesión y al desempleo a Europa en la actualidad.

Para finalizar, queda mucho camino por recorrer, quedan pendientes temas como desentrañar el mecanismo de oligopolios económicos que generan una alta inflación interna, seguir recuperando el manejo estatal de recursos estratégicos que jamás debieron ser privatizados, analizar una reforma impositiva progresiva, seguir creciendo con una economía sustentable,  dependiendo cada vez menos de empresas transnacionales que intentan  monopolizar la economía a nivel mundial, y en la medida que lo logran, “exprimen” los recursos de los países y se llevan las riquezas sin dejar nada.
La economía argentina sigue siendo altamente extranjerizada. Esta es otra de las claves en que debemos seguir avanzando.
La Inversión Extranjera Directa sólo es buena para una economía cuando genera producción nacional, empleo y una economía sustentable.

En síntesis, necesitamos la intervención de un estado que siga gerenciando la economía para bien de todos, y no de unos pocos. Y dicha intervención debe ir en aumento cuando se la necesita.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Un camino hacia una economía diferente ¿posibilidad o utopía?


En esta ocasión, vamos a salir del análisis económico de la realidad actual, pero no del todo. Vamos a partir de una visión crítica al sistema económico internacional capitalista impuesto desde el llamado “primer mundo”, para preguntarnos si es posible una alternativa completamente diferente a futuro, un sistema económico y de vida distinto que permita al ser humano desarrollarse individualmente y colectivamente en todas sus dimensiones. Y no voy a etiquetar estas ideas o preguntas, ya que no llegaremos a una respuesta sino a interrogantes para reflexionar, ni de economía central planificada, ni de socialismo ni de comunismo, pues ya mucho han escrito sobre estos sistemas autores que saben mucho más que quien escribe. No voy a ponerle nombre a esto que es una simple reflexión a partir de haber visto un film que me recomendó una alumna del profesorado en Economía donde doy clase.


Comencemos sí por un muy breve recorrido por la realidad del mundo actual.
Hoy el mundo vive la llamada “globalización”, donde supuestamente no hay fronteras, donde supuestamente la información, el conocimiento y la riqueza circulan a través de todos los países.
Pero en realidad, la llamada “globalización” no ha logrado constituir un mundo equitativo, sino que Europa y Estados Unidos, las potencias del Atlántico Norte se desarrollaron  fundamentalmente a partir de la Revolución Industrial, e incluso algunos países antes a través del imperialismo político y económico.
Se constituyó así hacia fines del siglo XX un mundo desigual, donde los países centrales gestionaron la información y el conocimiento tecnológico, impusieron sus recetas neoliberales a los llamados países periféricos (en términos del estructuralismo latinoamericano), y a través de la “división internacional del trabajo” relegaron por ejemplo a Sudamérica al rol de exportadores de granos e importadores de productos industrializados.
Hoy tenemos gobiernos en Argentina, Brasil y otros países que han decidido cambiar el rumbo de un paradigma neoliberal hacia un paradigma de estado nacional, retomando lentamente el control de nuestros propios recursos.
Sin embargo la tarea es compleja, porque la llamada “globalización” fue y sigue siendo una globalización financiera, por la cual, a través de la desregulación de los mercados internacionales de dinero se han inyectado en el sistema económico mundial miles de millones de dólares y otras monedas virtuales, sin ningún respaldo en la economía real, y por este mecanismo se ha impuesto al dólar como moneda de cambio internacional, moneda que cuanto más atesoramos ayudamos a que quien la emite exporte sus crisis internas a nuestros países “emergentes”.

Quizá sea la novedad de estas últimas décadas el surgimiento de los “tigres asiáticos” como potencias emergentes, con desarrollo de tecnología propia, pero aun subordinados a la división internacional del trabajo y a los métodos de producción impuestos  por el capitalismo.
Los métodos de producción en escala del capitalismo implican la necesidad de producir en masa alimentos de baja calidad, sin cuidar la ecología, con métodos crueles de matanza de animales, siembra de cultivos alterados genéticamente, y explotación de trabajadores que cobran sueldos mucho más bajos que el valor que agregan al producto. Así logran las grandes empresas multinacionales, que son las que inventaron la “globalización” junto a los gobiernos de los “países  centrales” (hoy en crisis), ganancias extraordinarias a costa de generar pobreza y miseria.

En síntesis, hoy el planeta Tierra ha logrado avances tecnológicos impresionantes, un alto nivel de bienestar económico para el 30 % de su población, pero ha dejado a la mayor parte de las poblaciones en la pobreza. Estos son los resultados de haber aceptado el sistema capitalista. Estos son los resultados de haber aceptado en Latinoamérica el neoliberalismo al que todavía gente como el PRO quiere revitalizar con todo el salvajismo de la década del 90 en Argentina.
Un capitalismo nacional fuerte, regulado por el estado, sería una alternativa a dicho capitalismo financiero internacional que llevó hoy a Europa a una crisis inédita en su historia reciente.

Sin embargo en esta nota queremos plantearnos otras alternativas a futuro, algún sistema diferente de vida, que seguramente debería implicar un cambio en los hábitos de consumo, en los métodos de producción, y por tanto en el sistema socio-económico mundial en su totalidad.

Si el actual sistema capitalista financiero ha entrado en crisis en el “primer mundo”, y ha relegado a la pobreza a gran parte de los habitantes del planeta Tierra, es válido preguntarse por otras alternativas al sistema imperante en el mundo.

¿Qué pasaría si los seres humanos nos diéramos cuenta de que consumimos más de lo que necesitamos para vivir?
¿Qué pasaría si nos diéramos cuenta de que nos alimentamos con productos elaborados en escala en forma artificial que son nocivos para la salud?
¿Nos hemos puesto a pensar que con la venta en masa de dichos alimentos nos están enfermando para que luego compremos docenas de remedios producidos por laboratorios cuyos dueños son las mismas empresas transnacionales que nos enferman y nos explotan?

La acumulación de capital en un sistema capitalista globalizado y financiero internacional, apunta a concentrar la riqueza en pocas manos, y ejercer así el dominio sobre la población mundial, y aun sobre los gobiernos.

Es por eso que quizá una alternativa en el corto plazo sea la que seguimos en Argentina desde 2003 hasta la actualidad, con un Estado que va recuperando su rol de gerenciador de la economía y arbitrando políticas macroeconómicas para redistribuir el ingreso.
Y desde los medios de comunicación hegemónicos y desde la derecha neoliberal llaman “comunista” a este gobierno que simplemente ha retomado el control para bien de todos los argentinos de algunos recursos estratégicos, como el sistema de jubilaciones estatal, el petróleo, el desendeudamiento externo para tomar decisiones autónomas, la ley de medios de comunicación aun no aplicada en su totalidad, las regulaciones al comercio interior y exterior, las primeras aun sin resultados acabados para evitar que los oligopolios sigan aumentando los precios, ya que lo siguen haciendo acumulando ganancias extraordinarias.

Pero como dijimos, en este artículo intentamos reflexionar sobre un paso más allá. Concretamente con la posibilidad de avanzar en el futuro hacia un sistema socio-económico diferente, donde los seres humanos podamos vivir en forma cooperativa, sin necesidad tal vez de la existencia del dinero, sin bancos, consumiendo todo lo necesario para una vida plena, pero sin despilfarrar.

¿Es posible una sociedad así?
¿Es posible que cambiemos nuestros hábitos de consumo? Se critica a la megaminería, pero sería imposible abolir la megaminería si queremos seguir produciendo automóviles como los actuales a gran escala, celulares, etc.
¿Es posible que cambiemos radicalmente los métodos de producción?
Sólo si la sociedad estuviese de acuerdo en cambiar los hábitos de consumo, se podrían tal vez cambiar los métodos de producción, reemplazando la actual producción en escala por producción de bienes y servicios indispensables para una vida sana y natural. Me refiero por ejemplo a los cultivos orgánicos naturales, que no dañan la ecología ni la salud del ser humano.


No se trata de volver a una sociedad “primitiva”, sino por el contrario, de un avance socio-económico que permita un mundo equitativo, donde el trabajo de cada uno sea “remunerado” en forma justa, y no necesariamente con dinero. Un mundo donde lo financiero se termine para pasar a una economía real y con rostro humano. Un mundo para crecer con una educación inclusiva y quizá muy diferente a lo que concebimos como educación actualmente. No se trata de utilizar métodos de adoctrinamiento para someter a la gente a un nuevo sistema de dominación de una parte del planeta sobre la otra, sino de un cambio cultural, económico, social y espiritual donde todos seamos conscientes de lo que decidimos.

No se agota aquí este planteo, sólo la nota. Quedan preguntas cómo las siguientes y las que el lector quiera hacerse:
·         ¿Hasta dónde y hasta cuándo el ser humano en su codicia por poseer más riquezas, o en su intento de sobrevivir en el sistema capitalista internacional aceptará el actual sistema de vida mundial?
·         ¿Seguiremos dispuestos a aceptar que la pobreza, la miseria y el desempleo son “males necesarios” con tal de vivir en el supuesto “confort” que nos ha brindado la “globalización” financiera?
·         ¿Será posible “desde abajo”, mediante el voto, un cambio gradual  en el futuro hacia un sistema diferente de consumo, de producción y de vida? ¿O será sólo una utopía?

La siguiente película me sirvió de inspiración para escribir esta nota, y fue aportada por mi alumna Silvia Micotis, futura profesora de Economía, ya en ejercicio de la docencia.









viernes, 24 de agosto de 2012

Efectos económicos de las Retenciones a las Exportaciones Agropecuarias


En la nota anterior hemos realizado una introducción al tema de los impuestos en Argentina.
El tema de las Retenciones a Las Exportaciones Agropecuarias se relaciona íntimamente con el anterior, ya que las Retenciones son el pago de Derechos de Exportación, que el Estado cobra en distintos porcentajes según el tipo de producto que se exporte, y logra con eso recaudar fondos para solventar el Gasto Público, como con los impuestos.

Sin embargo, las Retenciones a las Exportaciones Agropecuarias tienen otro objetivo tan o más importante que el mero fin recaudatorio.
Como dice Aldo Ferrer (*) “las retenciones  desvinculan los precios internos de los alimentos exportables de los precios externos… "
Las retenciones son insustituibles para establecer tipos de cambio diferenciales, que es lo que realmente importa para la competitividad de toda la producción interna sujeta a la competencia internacional, en toda la amplitud del territorio nacional y sus regiones”.

“La necesidad de las retenciones surge del hecho de que los precios de los productos agropecuarios respecto de las manufacturas industriales son distintos de los precios relativos de los mismos bienes en el mercado mundial”, continúa Aldo Ferrer (*).

 Esto significa que  las retenciones permiten resolver el hecho de que, por ejemplo, la producción de soja es internacionalmente competitiva con un tipo de cambio, digamos, de  $ 3 por dólar y, la de maquinaria agrícola, supongamos, de $ 5 por dólar.
“Los tipos de cambio “diferenciales” reflejan las condiciones de rentabilidad de la producción primaria y las manufacturas industriales. La brecha, es decir, las retenciones, no es estrictamente un impuesto sobre la producción primaria, sino un instrumento de la política económica (*).

“La asimetría entre los precios relativos internos e internacionales no es un problema exclusivamente argentino. La causa radica en razones propias de cada realidad nacional. Entre ellas, los recursos naturales, nivel tecnológico, productividad y organización de los mercados. En la Argentina inciden, entre otros factores, la excepcional dotación de los recursos naturales y los factores que históricamente condicionaron el desarrollo del agro y la industria. Todos los países utilizan un arsenal de instrumentos (aranceles, subsidios, tipos de cambio diferenciales, etc.) para “administrar” el impacto de los precios internacionales sobre las realidades internas, con vistas a defender los intereses “nacionales”. En la Unión Europea, por ejemplo, sucede a la inversa que en nuestro país: las manufacturas industriales son relativamente más baratas que los productos agropecuarios. En consecuencia, se subsidia la producción agropecuaria, lo cual insume la mayor parte de los recursos comunitarios. Si no lo hiciera, desaparecería la actividad rural bajo el impacto de las importaciones, situación inadmisible por razones, entre otras, de seguridad alimentaria y equilibrio social” (*).


“¿Cuáles serían las consecuencias de unificar el tipo de cambio para eliminar las retenciones?”
“Desaparecería la producción de gran parte de la industria manufacturera, sustituida por importaciones. Las consecuencias serían un desempleo masivo, aumento de importaciones, déficit en el comercio internacional, aumento inicial de la deuda externa y, finalmente, el colapso del sistema”.
“Se produciría una extraordinaria transferencia de ingresos a la producción primaria, el aumento de los precios internos y el desborde inflacionario”.

Es decir, el efecto de las retenciones es que los exportadores de granos, que tienen un precio internacional cada vez más alto,  reciban por cada dólar exportado un valor menor al tipo de cambio real oficial, y que las exportaciones industriales reciban el tipo de cambio real oficial completo. De esta manera se capta para el Gasto Público una parte de las ganancias extraordinarias que obtendría el sector primario, y se fomenta la producción industrial.

Sin retenciones a las exportaciones agropecuarias quiebra la industria, los recursos productivos se desplazarían todos al campo, y sería imposible apuntar hacia una industrialización, como la que Argentina está encarando en la actualidad.
Y como decía Aldo Ferrer en los párrafos citados, sin retenciones a las exportaciones agropecuarias, los precios internos de los alimentos se dispararían al doble de lo que valen hoy, y tendríamos que pagar el doble de los que pagamos hoy por un kilogramo de pan por ejemplo.

Queda para la reflexión la irresponsabilidad de ciertos sectores de la política argentina y la mezquindad de corporaciones como la Sociedad Rural Argentina, cuando proponen y/o exigen bajar o eliminar las retenciones.

Y esto no significa estar en contra del “campo”, ya que el sector primario es imprescindible en la economía de un país, siempre que se desarrollen políticas que articulen con la industria con el objetivo de agregar valor a la producción. Campo e industria deben estar integrados, y no son antagónicos.

Como concluimos en notas anteriores, si es Estado no regula la economía, la riqueza generada por todos los argentinos, quedaría en manos de unos pocos.
Ese es el objetivo del neoliberalismo, la concentración de la propiedad privada y la riqueza en pocas manos, como si alguien fuera dueño de la tierra, cuando en realidad la tierra es un “bien social”, y es el trabajo sobre dicha tierra lo que genera riqueza, no su posesión.

Esto daría lugar al tema de la “reforma agraria”, que excede los objetivos de esta nota.

Pero no cabe duda de que son imprescindibles la retenciones, por los motivos explicados, y que el estado no puede volver a perder (como lo hizo en la etapa neoliberal), el comando de los recursos estratégicos de los argentinos, es más, debe seguir la senda de la recuperación de dichos recursos.


(*) Párrafos citados de la nota de Aldo Ferrer publicada en Página/12 el 16/08/10 “Carta abierta a Grobocopatel”