lunes, 19 de junio de 2017

Argentina 2017: Regreso a lo peor del viejo conservadurismo liberal (parte II).




En la primera parte de esta nota, en octubre de 2016, decíamos sobre la gestión macrista: “Las cosas son aun peor de lo que pensábamos. El nuevo gobierno argentino no sólo es neoliberal, en el sentido de que le gustan las recetas del Consenso de Washington, la inserción en el mundo de manera dependiente de los Estados Unidos, el “libre comercio” que ya nadie practica en el planeta, y la desregulación de la economía a favor de los más ricos. Este gobierno es mucho peor que los neoliberales, es similar al conservadurismo rancio y viejo de los años 1890 a 1930 de la antigua Argentina".

Y el tiempo nos sigue dando la razón. Mauricio Macri no es más que un títere de las corporaciones económicas mafiosas y explotadoras a las que él mismo y su familia siempre pertenecieron: “el establishment económico argentino”. Por eso sus políticas también se parecen a las de la dictadura del 76 y al período menemista neoliberal de los 90, que explotó en las manos de De la Rúa. El camino que sigue Macri crea una bomba de tiempo que también va a explotar en manos de algún futuro gobierno.

La bomba de tiempo se está generando por el inédito ENDEUDAMIENTO EXTERNO a altas tasas para financiar gasto corriente que tarde o temprano resultará IMPAGABLE, lo cual nos llevará a largo plazo a un nuevo default y colapso del sistema económico similar al de 2001. Pero este es un análisis de largo plazo, porque el actual gobierno recibió como “pesada herencia” un país con muy bajo endeudamiento, y por eso aun hay margen para seguir pidiendo prestado.

Por eso decimos que los niveles récord de endeudamiento externo con los que este gobierno condena a las futuras generaciones, no son el mayor problema que vemos hoy, a lo sumo parte del problema actual será la pesada carga de intereses a pagar, que incrementará el déficit fiscal.

El gobierno de Macri tiene un claro proyecto de país basado en el modelo agroexportador, que los estructuralistas latinoamericanos como Aldo Ferrer demostraron hace años que es viable sólo para un país chico de menos de 10 millones de habitantes. La historia mundial nos demuestra que no hay desarrollo sin una INDUSTRIA DIVERSIFICADA, y que establecer dicha industria requiere planificación, intervención, control  y protección del estado.

El grave problema actual es que parte de los dólares que entran por el endeudamiento, así como entran, se van, se fugan al exterior, luego de ganar altas tasas de interés con la bicicleta financiera que maneja el Banco Central emitiendo Títulos de deuda al 26 % anual de interés para absorber pesos en el corto plazo.


Entonces el capital, en lugar de estar al servicio de la producción de bienes y servicios, sólo se usa para la especulación financiera, como en el 76. Cada vez hay menos producción industrial, las importaciones aumentan a pesar de la baja del consumo, y el desempleo aumenta rozando ya el 10 % de la PEA.


Este gobierno está destruyendo a la sociedad y a la economía argentina, y no es por ninguna pesada herencia, sino porque vinieron a hacer eso por mandato de corporaciones como la Sociedad Rural, y de poderosas mafias mediáticas que representan y forman parte de esos intereses económicos como el grupo Clarin y La Nación.

Si obtienen un buen resultado en las próximas elecciones de octubre, el ajuste fiscal se va a profundizar, pero no subiéndole los impuestos que les quitaron a los más ricos, sino quitando derechos a los más vulnerables (flexibilización laboral profunda, fin de las indemnizaciones por despido, modificación del régimen jubilatorio, privatizaciones, etc).


Marchamos hacia un modelo de país para unos pocos, con desindustrialización, explotación, hambre y exclusión para las mayorías, salvo que, dejemos de identificarnos con el opresor, que las mayorías despierten para desnaturalizar la opresión como algo necesario, y nos libremos del neoliberalismo para siempre. Algún día será…