Derribemos mitos III: El
Dólar como moneda de cambio, y como moneda de reserva internacional.
Como
hemos explicado en la nota del 6/9/12, http://juangavassi.blogspot.com.ar/2012/09/derribemos-mitos.html,
son tantas las mentiras mal intencionadas de los grandes medios de comunicación
oligopólicos que defienden intereses económicos sectoriales, que hace falta
derribar mitos. Esto es, aclarar con argumentos, y no con especulaciones, por
qué algunas cosas son como son.
Vamos
a profundizar en esta nota el tema de las restricciones que existen en
Argentina a la compra de divisa extranjera, y específicamente a analizar el
tema del dólar como moneda de cambio internacional y como supuesta moneda de
reserva.
Como
dijimos en dicha nota, NO hay en Argentina ninguna violación a la libertad de
propiedad privada ni restricciones a la salida del país como consecuencia de
las restricciones a la compra de divisa extranjera ni por ningún otro motivo.
Si
tener que pagar impuestos, tener los “papeles” en blanco, y cumplir con las
regulaciones de Estado es cercenar la libertad privada, entonces el
neoliberalismo lo que quiere es que la libertad la tengan los ricos, y que el
resto viva en la miseria, como en el año 2001.
Vayamos
por pasos.
1er paso: El
Dólar como moneda de cambio internacional. Emisión de dólares.
Cuando
en el mundo no existían aun los billetes, la moneda de cambio era el oro. Los primeros billetes estaban
respaldados por dicho metal precioso cuyo valor radica en su escasez
fundamentalmente. Luego de la Segunda Guerra Mundial el mundo abandona el
“patrón oro” y la moneda pasa a ser “dinero inconvertible”, es decir que hoy
los Bancos Centrales de los distintos países emiten moneda sin respaldo en oro,
manteniendo unas pocas reservas de oro y de divisas (monedas de otros países),
y por lo tanto el dinero es “virtual”, y sólo está respaldado por el PBI del
país que la emite.
Esto
significa que el único respaldo real que tiene el dinero es que sirve para
pagar los bienes y servicios que se producen en la economía real de cada país.
Sin
embargo, Estados Unidos, como es el único país del mundo que emite la moneda
que se usa y se acepta a nivel mundial como principal moneda de cambio
internacional, puede emitir billetes dólar en forma indefinida, sin ningún
límite, ya que su moneda circula por todo el mundo, y de esa manera, su emisión
absolutamente desmedida, en lugar de generar inflación en EE. UU., genera
inflación en los países que más la atesoran.
Es
decir, los EE. UU. exportan su crisis financiera al resto del mundo.
EE.
UU. tiene déficit fiscal, déficit comercial y déficit en el saldo de la cuenta
corriente de su balance de pagos. Sin embargo, al emitir dólares
indefinidamente, y éstos ser aceptados como moneda de cambio internacional, lo
puede seguir haciendo, y así vive de los demás países.
Por
lo tanto, cuando atesoramos dólares porque creemos que dicha moneda mantiene su
valor en el tiempo, lo que hacemos es importar las crisis y la inflación que
Estados Unidos debiera tener por su política monetaria; para ser más claro,
estamos “bancando” el consumo de los norteamericanos y su “aparente estabilidad
monetaria”.
Todos
los Bancos Centrales del mundo, y por supuesto también el Banco Central de la
República Argentina (BCRA) poseen reservas en dólares, para hacer frente a
pagos internacionales, por ejemplo de deuda externa.
Pero
cuando son las familias y las empresas las que comienzan a acumular dólares en
sus casas o cajas, cuando en un país la mayor parte de los ahorros se realiza
en moneda dólar, por los motivos arriba explicados, estamos perjudicando
nuestra economía.
2do paso: Las
restricciones a la compra de dólares en Argentina. Verdades y mentiras de los
medios.
Si
hemos comprendido que el dólar es una moneda virtual, y que sólo debiera ser
usada como lo que es, la moneda de cambio para las operaciones de comercio
exterior (mientras no se cambie la moneda de cambio internacional), entonces cabe
preguntarse para qué ahorrar en dólares. Si no somos una empresa argentina importadora de bienes y servicios o de
insumos extranjeros, no necesitamos
dólares, salvo para viajar al exterior.
En
Argentina existe una cultura nefasta que viene de la especulación financiera
iniciada en 1976 y profundizada en la década infame de 1990, por la cual los
habitantes desean ahorrar en dólares, cuando en realidad hay muchas otras
alternativas de ahorro e inversión, como depósitos a plazo fijo, compra de
acciones, títulos públicos, u otras más simples como los fondos comunes de
inversión, que dan altos rendimientos para quienes tienen capacidad de ahorro.
Es
cierto que hay desconfianza en nuestra moneda pues estamos hace 4 años
nuevamente con una inflación alta, de aproximadamente el 20 % anual según datos
de encuestadoras privadas serias.
Sin
embargo hay aumentos de salarios que nos protegen de esa inflación, y hay
alternativas de ahorro e inversión como las mencionadas y muchas otras.
Por lo tanto, es
absolutamente legítimo y sensato, que si Argentina no emite dólares, y es el
país del mundo donde más dólares circulan luego de los EE. UU., el gobierno
haya decidido restringir la compra de divisa extranjera.
Argentina, a
diferencia de EE. UU., necesita tener superávit comercial y superávit en la
cuenta corriente de la balanza de pagos, porque no fabricamos dólares.
Hace 9 años que
mantenemos superávit en dichas cuentas, y eso nos está permitiendo
desendeudarnos con el extranjero, y crecer para generar más y mejor empleo.
En Argentina ya no
se puede adquirir dólares para atesoramiento, los argentinos nos tendremos que
acostumbrar a otras formas de ahorro.
Pero no hay ninguna
restricción a las libertades de entrada y salida del país.
Para viajar al
exterior se debe poseer, como en cualquier lugar serio del mundo, una tarjeta
de crédito, con la cual se harán los pagos cualquiera sea el país de destino
del viaje, y luego al regresar a Argentina, se paga lo gastado en el exterior,
en moneda local, al tipo de cambio oficial más los impuestos o recargos que
correspondan.
No hay entonces
restricciones a los viajes al exterior, sino un control adecuado del uso de
divisas extranjeras.
Para finalizar, las
empresas argentinas que necesitan comprar insumos importados para su producción tienen acceso normal a la compra de dólares para pagar sus importaciones, de modo
que no se afecta ni el comercio internacional ni mucho menos la producción
local, que es la que genera puestos de trabajo.
3er paso:
Conclusiones.
Siempre habrá desde
el neoliberalismo, quienes se opongan a las regulaciones del estado, quienes
prefieran la libertad absoluta de mercado sin intervención del estado para su
propio beneficio.
Pero desde 2003 en
Argentina dejamos de lado el “estado neoliberal” y pasamos a un paradigma
de “estado nacional” que gestiona la
economía para lograr el bien común y no el beneficio de unos pocos.
Resta un largo
camino por recorrer, pero debemos seguir recuperando el comando de nuestros
recursos estratégicos, inclusive de nuestra moneda bajando la inflación con
medidas heterodoxas como la lucha contra los oligopolios extranjeros, y no con
recetas ortodoxas que nos han llevado en el pasado a la miseria.
El país mantiene
equilibrios macroeconómicos sólidos, aun en un contexto internacional negativo,
pero los mantiene porque hay políticas activas y claras de parte del estado,
que siempre debe gerenciar la economía en un enfoque estructuralista y
keynesiano de la política económica.
Estoy de acuerdo en un 100 %.
ResponderEliminarExcelente y muy claro Juan!!-.
Muchas gracias Laura por leer y comentar siempre el blog!
EliminarUn abrazo!!
Hola Juan.
ResponderEliminarAquí no hay mucha costumbre de comprar dólares. Almenos en el entorno en que me muevo. Pero me parece muy interesante el tema.
Abrazos!!
Eso es algo bueno Nari, en Europa cada país tenía su moneda, y eso es lo ideal.
EliminarEl único problema que tienen ahora es que con el Euro están sometidos a las decisiones de Alemania.
Espero salgan del problema con medidas que benficien al pueblo, y no a unos pocos!
Gracias y abrazos!!!!
Gracias Juan. Aquí las noticias son el día a día, y estamos a espensas de lo que decidan hacer con nosotros los alemanes, que son los que tienen la sarten por el mango.
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