martes, 24 de abril de 2012

Política Económica para el Desarrollo con Equidad Social


Cuando se plantean desde la ortodoxia económica recetas de políticas restrictivas (baja del gasto público, cancelación de planes sociales, enfriar la actividad económica para contener la inflación)  como las que se están aplicando actualmente en  Europa, vemos que  gran parte del planeta cae una vez más en los mismos errores.

Desde Keynes (considerado el "padre" de la Macroeconomía) que el mundo sabe que el estado debe intervenir en la economía por medio del gasto público en inversión en obras, infraestructura y educación para fomentar el consumo interno, y así salir de los ciclos económicos recesivos.

Las ideas de Keynes, un economista liberal que se dio cuenta de la importancia de la intervención del estado en la economía, tildado en su momento de marxista por los economistas neoclásicos, fueron aplicadas con excelentes resultados en muchos países del mundo. Hubo un Estado de Bienestar en Estados Unidos, en Europa y en varios países de Latinoamérica, cada uno con sus matices. Este Estado de Bienestar caracterizado por la intervención del estado en la economía a través de políticas sociales que disminuyeron la pobreza y permitieron que los trabajadores  tuvieran una participación en el PBI de alrededor del 50 %,  se terminó en la década del 70 con la crisis internacional del petróleo. El neoliberalismo se impuso entonces en casi todo el mundo trasladando los déficits  de los países centrales a la periferia por medio del sometimiento que implicaron por ejemplo el Consenso de Washington y las recetas impuestas por el FMI.

Haciendo un salto gigante en la historia económica, hoy existe una corriente de pensamiento económico propia de Latinoamérica llamada Neoestructuralismo Latinoamericano, donde argentinos como Aldo Ferrer y nuestra Presidenta del BCRA Mercedes Marco del Pont proponen un estado gerenciador de la actividad económica, que incentive la inversión privada, el aumento de la competitividad a nivel nacional y regional de la economía con productividad (no a costa de menores salarios como en el neoliberalismo), y mayor educación y capacitación para lograr ese aumento de la productividad. Dicha intervención del estado en la economía gerenciando la actividad económica privada, llevará en el mediano plazo no sólo a lo que estamos viendo, que es el crecimiento económico y aumento de la inversión y consumo interno, con el consiguiente bienestar de la población, sino a una progresiva distribución de la riqueza, y al desarrollo económico con equidad, un camino que la Argentina está comenzando a transitar con el actual gobierno, que lleva tiempo, y que ojalá no abandonemos.
Necesitamos entonces que el estado continúe orientando la inversión privada hacia la creación de una matriz diversificada de producción, para aumentar la oferta global, agregar valor a nuestros productos y abandonar definitivamente el rol que nos habían dado desde el “primer mundo” de vendedores de granos e importadores de bienes industriales. No necesitamos para ello de más inversiones extranjeras, como plantean desde la ortodoxia argentina.
Mientras arribamos a ese desarrollo económico con equidad, los subsidios a los más pobres son imprescindibles. Las políticas económicas redistributivas son necesarias, porque la economía debe estar al servicio de la gente, y no de los números. 

5 comentarios:

  1. Muy bueno Juan, Felicitaciones, es un excelente artículo!-.
    Laura Reinoso

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  2. Un gran aporte para nosotros! Ya lo imprimí. Gracias profesor.

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  3. muy bueno tu blog hermano seguro nos va a servir a todos! un abrazo.

    mariano.

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