domingo, 30 de junio de 2024

Argentina a contramano del mundo.

ARGENTINA A CONTRAMANO DEL MUNDO

Nuestro presidente se pasea por el mundo, utilizando fondos del estado que dice vino a destruir, pregonando una ideología que no sólo no gobierna en ningún país del planeta, sino de la cual hay pruebas sobradas de que no es la manera en que los países desarrollados han alcanzado los altos niveles de PBI per cápita que tienen basados en un estado de bienestar con altos impuestos, proteccionismo económico cuando resulta necesario, y estados presentes y eficientes.

Tal vez uno de los errores de los gobiernos populares de las últimas décadas en Argentina haya sido justamente haber reconocido derechos mediante un estado presente pero poco eficiente. No va a ser la destrucción ni la reducción del estado lo que mejore la vida de los argentinos, sino un estado orientador y planificador de la economía de manera más inteligente y eficaz.

Están a la vista los primeros resultados del gobierno de Milei:

  • ·      Un superávit fiscal mentiroso y ficticio, logrado a cambio de no pagar deudas que va a haber que pagar en el futuro, ya que los cálculos de las cuentas del sector público se hacen “base caja” y no por el criterio de lo devengado, o sea que hay gastos del período aun no contabilizados, porque aun no se hizo efectivo el pago.
  • ·       Pero además este superávit financiero no es sostenible en el tiempo porque se hizo bajando el gasto en términos reales en jubilaciones y pensiones, educación, salud y obra pública. Hasta el gran economista liberal Adam Smith escribió en el siglo XVIII que una de las funciones del estado es hacer las obras que ningún privado haría por no ser rentables.
  • ·       El superávit fiscal no es sostenible porque el endeudamiento que el tesoro nacional incrementó en 30.000 millones de dólares en sólo cuatro meses de gestión va a devengar intereses que habrá que pagar. Parte de ese endeudamiento proviene de la cancelación de pasivos remunerados del BCRA que han pasado a ser pasivos de la administración central.
  • ·       El PBI ha caído un 5,1 % interanual en el primer trimestre 2024 y no va a crecer al cierre de este año. Es muy simple, el recorte del gasto público es recesivo, se debería tender al equilibrio fiscal aumentando los impuestos a las ganancias de las empresas más grandes, que pagan tasas efectivas bajísimas, y los impuestos al patrimonio de los más ricos, en lugar de bajar el Impuesto sobre los Bienes Personales. La recaudación del IVA y del Impuesto a las Ganancias está en baja debido a la recesión económica.
  • ·       Como resultado de la caída de la actividad económica está aumentando el desempleo, y como consecuencia de la política fiscal regresiva se ha incrementado el coeficiente de Gini, o sea la distribución del ingreso en Argentina, medida por el INDEC, es cada vez más desigual.
  • La represión que estamos viviendo de la legítima protesta social con el actual grado de violencia de parte del aparato estatal es otra muestra de un modelo económico de exclusión, que en lo político y social tiene poco o nada de liberal. 

Todos esos puntos son solamente algunos de los datos que representan el deterioro del tejido social y productivo que estamos soportando con el objetivo de bajar la inflación, bajo la premisa de que la única causa de la misma es la emisión monetaria, cuando dicha premisa es sólo un mito, ya que la inflación es multicausal.

Lo que debería preocuparnos aun más en el mediano plazo es que a partir de la sanción de la “Ley Bases”, Argentina camina por tercera vez en los últimos 50 años a un suicidio económico y social y hacia la destrucción de la industria nacional: la primera vez fue durante la dictadura militar del 76, y la segunda con el gobierno de Menem.

Otra vez vamos a privatizar las empresas del estado en lugar de hacerlas más eficientes o valorar en sus resultados los beneficios sociales que aportan, otra vez vamos a permitir la entrada de capitales extranjeros sin control ni requisitos, para que por cada U$S 100 de IED (inversión extranjera directa) se lleven U$S 1.000 sin pagar impuestos ni generar mano de obra ni valor agregado en Argentina. Se les aseguran por 30 años beneficios fiscales y de política cambiaria que las PYMES industriales de capital nacional no poseen, siendo éstas las que sí generan puestos de trabajo.

El llamado RIGI es más escandaloso que el Pacto Rocca-Runciman con el que la élite gobernante intentaba en el año 1933 salvar al modelo agroexportador, concediendo a Gran Bretaña una serie de privilegios económicos sobre la economía argentina.

Por último, el gran problema argentino de la “restricción externa”, es decir la falta de dólares para financiar el incremento de las importaciones cuando la economía se reactiva, sigue vigente a pesar de la recesión actual, ya que el sector agropecuario no liquida las divisas con este tipo de cambio que considera apreciado (atrasado respecto de la inflación), las Pymes comienzan a paralizar su producción y todavía no se están pagando las deudas por importaciones (más allá del bono emitido para solucionar la deuda comercial con proveedores del exterior acumulada al finalizar el gobierno anterior).

En síntesis, más allá del empobrecimiento que la población sufre a cambio de una “esperanza de cambio” que va a contramano de un mundo donde los estados se hacen cada vez más presentes y nacionalistas para enfrentar la globalización salvaje o insertarse de manera inteligente en el comercio mundial, el rumbo de mediano y largo plazo del actual gobierno nos condena a ser una economía cada vez más primarizada, extractivista, con alto desempleo y bajos salarios.

 

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