lunes, 27 de julio de 2015

ELECCIONES 2015 Y ECONOMÍA

ELECCIONES 2015 Y ECONOMÍA

Cómo estamos y lo que se viene….

Para este año 2015 los gurúes económicos del “establishment” anunciaban devaluación, disminución del PBI, y aumento de la desocupación. Ocurrió todo lo contrario a los deseos del poder concentrado y mediático. Si el país llegara a ser gobernado por ellos, entonces sí que tendríamos una fuerte devaluación, recorte del gasto público social, aumento de la pobreza y desocupación. Eso no va a ocurrir si continúa el actual modelo, porque hubo crecimiento con redistribución de la riqueza, y esto último es lo que les molesta a los “poderosos”: la redistribución.

Toda la política económica de estos 12 años estuvo centrada en el crecimiento con inclusión social. No todo crecimiento económico se hace con inclusión, y eso lo vemos en muchos países del mundo que tienen históricamente niveles de ingreso muchos más altos que en Latinoamérica, y sin embargo la desigualdad crece. El mismo Estados Unidos es un ejemplo de aumento de la desigualdad, medido objetivamente por medio de un numerito llamado Coeficiente de Gini, que da entre 0 y 1. Cuanto más cercano a 1, mayor nivel de desigualdad, y cuanto más cercano a 0, significa mejor distribución del ingreso.
Pues en Estados Unidos ese coeficiente oscila alrededor de 0,47, reconocido por el propio presidente Obama. En la Argentina de los ’90 el coeficiente de Gini rondaba 0,50, para llegar a sus peores valores en el 2001, con 0,56. En 2015 Argentina tiene un Gini de 0,41, es decir, menos desigualdad que en Estados Unidos y que en gran parte de los países del mundo.
La mejoría en la calidad de vida de los habitantes y en la distribución del ingreso, se deben en la Argentina actual a la intervención del estado en la economía.

La fuerte mejora en la distribución del ingreso que Argentina vive en estos últimos 12 años tiene sus causas en políticas como la AUH, la inclusión jubilatoria, la recuperación de las PYMES industriales generando puestos de trabajo, las paritarias libres, la no subordinación a los mandatos extranjeros (caso del rechazo al ALCA y a la usura de los “fondos buitre”).

En síntesis, la economía real de 2015 volvió al crecimiento, pero al único tipo de crecimiento que sirve al ser humano, que es el crecimiento inclusivo, con la “gente adentro”, como dice nuestro ministro de Economía Axel Kicillof.
Es más importante la redistribución equitativa de la riqueza, que el simple aumento de esa riqueza.

Si en las próximas elecciones ganara la “oposición”, o sea la Sociedad Rural, la Unión Industrial, el grupo Clarín y los poderes concentrados de la economía, todo cambiaría.
Entonces sí que una fuerte devaluación, producto de levantar el mal llamado “cepo cambiario” (como lo anuncia el candidato PRO), provocaría un shock inflacionario, que acompañado por un posible congelamiento salarial, licuaría el actual sistema de estado de bienestar. Se enriquecerían más los que más tienen, nos volveríamos a endeudar, y así, con nuevo endeudamiento y subordinados nuevamente al FMI, podríamos calmar la espiral inflacionaria que se desataría. El resultado para 2016 sería desandar el camino de la inclusión social, para volver a excluir.



No debemos volver al neoliberalismo, porque con las políticas neoliberales, los que primero pierden, son los más pobres. 
Y si por “falta de memoria”, falta de valoración a los cambios progresistas de estos últimos 12 años y “odio” a las políticas de redistribución inspirado por los medios de comunicación, volvemos a tener un gobierno de ultra derecha, como sería el PRO, pues tendremos que aprender que aun nos falta mucho por aprender.

Si triunfara en octubre la opción kirchnerista también nos queda mucho por aprender, pero lo podremos hacer en mejores condiciones socioeconómicas, con un estado de bienestar presente, y sin perder los logros que tanto costó conseguir de estos últimos doce años.
En democracia, el voto decide, y no los militares.
En democracia, con el estado de derecho vigente y con la plena libertad de expresión que vivimos, el voto decide, aunque el poder económico corporativo siga incidiendo con sus calumnias para mantener los privilegios que aun mantienen en el marco del sistema capitalista.

Sin embargo, no es lo mismo vivir en un sistema capitalista como el que implementó y propone el kirchnerismo, con fuerte intervención del estado a favor de la equidad social, que en un capitalismo salvaje que gobierne a favor de los oligopolios como ocurriría si triunfara la nueva opción conservadora, que aunque hable de "cambio", en sus ideas está lo más profundo de la derecha liberal y neoliberal que gobernó en los 90, y antes también...




martes, 20 de enero de 2015

EL Poder Económico Ataca...Pensemos!

EL PODER ECONÓMICO ATACA... 
PENSEMOS!

Transcurren días difíciles en el mundo y en Argentina.
Pero tengamos cuidado, y pensemos antes de juzgar, porque las cosas fuera de contexto nos llevan a equivocadas conclusiones.
Hace días un terrible acto de terrorismo en Francia fue tratado por los medios como si fuera “el más terrible”, cuando varios de los mismos líderes “pacifistas” que marchaban contra el atentado financian el terrorismo internacional cuando les conviene, e impulsan las guerras en el planeta.
Los grandes medios de comunicación del mundo, los que “penetran” en la mente de la gente  sólo nos muestran como terrorismo lo que pasó en Francia, pero no consideran terrorismo lo que Estados Unidos, el país más armamentista y asesino del mundo, hizo en otros países, no consideran terrorismo lo que sucede en Palestina a la hora de defender los intereses económicos y geopolíticos en Israel, y tantos más.

En ese contexto de hipocresía mundial, el fiscal que “investigaba” la causa por el atentado a la mutual de la colectividad judía en Argentina AMIA, hecho terrorista acontecido en 1994, después de 20 años sin justicia, inventa, si señores, INVENTA una descabellada acusación contra la Presidenta de la Nación por supuesto encubrimiento de los supuestos responsables iraníes de dicho atentado.

Para los que no lo saben, Cristina Kirchner fue quien dentro del país y en foros internacionales movió cielo y tierra para intentar que se esclarezca el atentado, incluso mucho antes de ser presidenta. Todos sus actos y declaraciones constan en archivos desde 1994 a la fecha. Ha sido la mayor defensora de la verdad y la justicia.

Hasta el mismo jefe de Interpol y el actual juez de la causa AMIA consideraron descabellada (y tal vez ilegal en su forma) la denuncia presentada intempestivamente por el fiscal Nisman.
Los medios de comunicación lo usaron con las mismas intenciones destituyentes que desde 2008 tienen hacia el actual gobierno argentino, difamando y calumniando.

Y ese es el punto central. El tema AMIA y la lamentable muerte del fiscal Nisman deberán ser investigados como corresponde por la Justicia, pero hay algo que desde que existe la Argentina y hasta hoy no nos deja PENSAR a fondo, y nos lleva a juzgar en contra de nuestra vida democrática, que se llama PODER REAL.

El poder real está formado por unas pocas familias que lo fueron heredando desde el siglo XIX, como los Mitre, fundador del diario La Nación, diario que se creó para amparar los intereses de la oligarquía nacional cómplice de los genocidios internos y de los intereses extranjeros. 

Hoy día La Nación, Clarín y sus multiplicadores siguen representando y comunicando lo que les conviene que pensemos (o no pensemos) al grupo de poderosos de la Sociedad Rural, de la Unión Industrial y de la banca que no soportan que un gobierno progresista como el de Cristina Kirchner haya tocado algunos de sus intereses con políticas fiscales y sociales que han logrado mejorar  la distribución de la riqueza en Argentina (respecto de 2002 y de la década neoliberal).




Ese poder económico concentrado real, esas corporaciones que manejan los grandes medios de comunicación, compran jueces y jamás son sometidas al voto popular, simplemente porque por herencia de genocidas son los “dueños del país”, son los que una vez más están haciendo todo lo posible para tirar abajo al actual gobierno y condicionar al próximo; condicionar, no dejar gobernar para el pueblo, e instaurar una vez más el neoliberalismo en Argentina, que nos llevó a la peor de las miserias.  
Eso sí, en el capitalismo neoliberal, nunca hay hambre ni miseria para los dueños del poder económico, los que pierden son los pobres.
Pensemos!