ELECCIONES 2015 Y ECONOMÍA
Cómo estamos y lo que se viene….
Para este año 2015 los gurúes económicos
del “establishment” anunciaban devaluación, disminución del PBI, y aumento de
la desocupación. Ocurrió todo lo contrario a los deseos del poder concentrado y
mediático. Si el país llegara a ser gobernado por ellos, entonces sí que
tendríamos una fuerte devaluación, recorte del gasto público social, aumento de la pobreza y desocupación. Eso no
va a ocurrir si continúa el actual modelo, porque hubo
crecimiento con redistribución de la riqueza, y esto último es lo que les
molesta a los “poderosos”: la
redistribución.
Toda la política económica de estos 12
años estuvo centrada en el crecimiento con inclusión social. No
todo crecimiento económico se hace con inclusión, y eso lo vemos en muchos
países del mundo que tienen históricamente niveles de ingreso muchos más altos
que en Latinoamérica, y sin embargo la desigualdad crece. El mismo Estados
Unidos es un ejemplo de aumento de la desigualdad, medido objetivamente por
medio de un numerito llamado Coeficiente de Gini, que da entre 0 y 1. Cuanto
más cercano a 1, mayor nivel de desigualdad, y cuanto más cercano a 0,
significa mejor distribución del ingreso.
Pues en Estados Unidos ese coeficiente
oscila alrededor de 0,47, reconocido por el propio presidente Obama. En la
Argentina de los ’90 el coeficiente de Gini rondaba 0,50, para llegar a sus
peores valores en el 2001, con 0,56. En 2015 Argentina tiene un Gini de 0,41,
es decir, menos desigualdad que en Estados Unidos y que en gran parte de los
países del mundo.
La mejoría en la calidad de vida de los
habitantes y en la distribución del ingreso, se deben en la Argentina actual a
la intervención del estado en la economía.
La fuerte mejora en la distribución del
ingreso que Argentina vive en estos últimos 12 años tiene sus causas en
políticas como la AUH, la inclusión jubilatoria, la recuperación de las PYMES
industriales generando puestos de trabajo, las paritarias libres, la no
subordinación a los mandatos extranjeros (caso del rechazo al ALCA y a la usura
de los “fondos buitre”).
En síntesis, la economía real de 2015
volvió al crecimiento, pero al único tipo de crecimiento que sirve al ser
humano, que es el crecimiento inclusivo, con la “gente adentro”, como dice
nuestro ministro de Economía Axel Kicillof.
Es más importante la redistribución
equitativa de la riqueza, que el simple aumento de esa riqueza.
Si en las próximas elecciones ganara la
“oposición”, o sea la Sociedad Rural, la Unión Industrial, el grupo Clarín y
los poderes concentrados de la economía, todo cambiaría.
Entonces sí que una fuerte devaluación,
producto de levantar el mal llamado “cepo cambiario” (como lo anuncia el
candidato PRO), provocaría un shock inflacionario, que acompañado por un
posible congelamiento salarial, licuaría el actual sistema de estado de
bienestar. Se enriquecerían más los que más tienen, nos volveríamos a endeudar,
y así, con nuevo endeudamiento y subordinados nuevamente al FMI, podríamos
calmar la espiral inflacionaria que se desataría. El resultado para 2016 sería
desandar el camino de la inclusión social, para volver a excluir.
No debemos volver al neoliberalismo,
porque con las políticas neoliberales, los que primero pierden, son los más
pobres.
Y si por “falta de memoria”, falta de valoración a los cambios
progresistas de estos últimos 12 años y “odio” a las políticas de redistribución
inspirado por los medios de comunicación, volvemos a tener un gobierno de ultra
derecha, como sería el PRO, pues tendremos que aprender que aun nos falta mucho
por aprender.
Si triunfara en octubre la opción
kirchnerista también nos queda mucho por aprender, pero lo podremos hacer en
mejores condiciones socioeconómicas, con un estado de bienestar presente, y sin
perder los logros que tanto costó conseguir de estos últimos doce años.
En democracia, el voto decide, y no los
militares.
En democracia, con el estado de derecho
vigente y con la plena libertad de expresión que vivimos, el voto decide, aunque
el poder económico corporativo siga incidiendo con sus calumnias para mantener
los privilegios que aun mantienen en el marco del sistema capitalista.
Sin embargo, no es lo mismo vivir en un
sistema capitalista como el que implementó y propone el kirchnerismo, con
fuerte intervención del estado a favor de la equidad social, que en un
capitalismo salvaje que gobierne a favor de los oligopolios como ocurriría si
triunfara la nueva opción conservadora, que aunque hable de "cambio", en sus ideas está lo más profundo de la derecha liberal y neoliberal que gobernó en los 90, y antes también...