martes, 19 de junio de 2012

Plan de Viviendas en Argentina y su Financiación.


En el año 2002 Argentina tenía el 50 % de la población en la pobreza y sin trabajo o en condiciones laborales precarias, como consecuencia de las políticas neoliberales implementadas, como ya explicamos en notas anteriores, desde 1976 por la dictadura militar, y en democracia en la década de los 90.

A partir del año 2003 en adelante los gobiernos de Néstor Kirchner y  luego de Cristina Kirchner implementaron un cambio profundo de paradigma, pasando de un estado neoliberal a un estado nacional. Así es que la desocupación se encuentra hoy en el 7,1 %; el PBI creció a un promedio del 7,5 % anual entre 2003 y 2011, y comenzó la reindustrialización del país.

En notas artículos hemos explicado la importancia de la administración del comercio exterior, del superávit comercial, y de las políticas fiscales y monetarias en la construcción de este estado nacional y de este camino hacia el desarrollo con inclusión social en que se encuentra Argentina hoy.
Los fundamentos de esta afirmación sobre el cambio de paradigma se encuentran entonces en las notas anteriores.

También hemos mencionado que esta transformación productiva construida sobre la base de nuestros propios recursos, tiene aun muchas asignaturas pendientes. El camino hacia el desarrollo implica aun muchos desafíos por delante. Y uno de ellos es el déficit habitacional.
Entre 2003 y 2011 el gobierno ha financiado la construcción de más de 680.000 viviendas para los grupos sociales más vulnerables. Esto significó un gran impulso a la construcción, una solución para casi 3 millones de personas, pero no cubrió el impresionante déficit de viviendas producto de la falta de inversión durante décadas.

Los bancos privados no otorgan en Argentina créditos para viviendas para los sectores de menores recursos, ya que los bancos privados sólo buscan el negocio seguro y de corto plazo.

Es entonces una vez más que la intervención fuerte del estado es la única solución para los requerimientos de una sociedad en crecimiento, y con nuevas demandas.

En estos días de junio de 2012 el gobierno nacional anunció un Plan de Viviendas inédito en la historia por sus condiciones de acceso y su magnitud.
Se proyecta la construcción de 400.000 nuevas viviendas en un plazo de 4 años, dirigidas a sectores sociales con ingresos “en blanco” desde niveles bajos hasta medios. Es decir, este nuevo plan apunta al sector social que no tenía acceso a la vivienda mediante una hipoteca de ningún banco privado.
Apunta además a volver a dinamizar la construcción, en el contexto de una economía que crecerá menos que en años anteriores por la crisis internacional, como crecerán menos todos los países del mundo.

En el primer año se podrán construir 100.000 viviendas con créditos a tasa subsidiada por el estado nacional, otorgados por el Banco Hipotecario Nacional.
No se “regalan” las viviendas, pero se subsidian las tasas de interés con fondos del Tesoro Nacional, haciéndolo accesible para cientos de  miles de familias que antes no podían ingresar a ningún plan para obtener su primer vivienda.

Aquí hay un punto muy importante para aclarar, respecto de los fondos estatales que se utilizarán para financiar este Plan de Viviendas.
Las mentiras y engaños de costumbre de los economistas neoliberales y de los medios de comunicación hegemónicos, hablan de una vez más de la utilización de “la plata de los jubilados”, una expresión falsa e incorrecta.
Es falsa porque no existe tal “dinero de los jubilados”, como si fuera una cuenta o “caja” individual, sino que existen aportes previsionales e ingresos tributarios que se destinan a la seguridad social.
Vamos a intentar aclarar este tema puntual.

Las jubilaciones y pensiones se financian en Argentina en parte con los aportes de quienes trabajamos, y en parte con impuestos nacionales (como un porcentaje de la recaudación del IVA).
Es decir, que los fondos para que las ANSES  (Administración Nacional de la Seguridad Social) pague dichas prestaciones sociales, no sólo salen de los aportes solidarios intergeneracionales de quienes trabajamos, sino también de otros ingresos públicos dispuestos por ley.
De hecho entre 2003 y 2011 se incorporaron al sistema previsional a más de 2 millones de personas que el período neoliberal había excluido.

Lo que ocurre, es que el actual gobierno ha recuperado el sistema previsional público, dando de baja otro resabio del neoliberalismo que eran las AFJP, sistemas de jubilaciones en manos de empresas privadas con cuentas de capitalización individuales que fueron una verdadera estafa.
El estado recuperó las inversiones de las AFJP y creó con eso un Fondo de Garantía de Sustentabilidad para el sistema público, que está invertido básicamente en títulos y acciones. Estas inversiones son administradas ahora por el estado, y dan ganancias.
El Fondo de Garantía de Sustentabilidad no se usa para el pago de jubilaciones, ni para otros fines, sino que se invierten sus ganancias y este fondo sirve como resguardo en caso de que en un período o ciclo futuro no haya ingresos fiscales suficientes para abonar las jubilaciones.

Por lo tanto es FALSO y engañoso decir que se está utilizando el dinero de los jubilados para otorgar estos créditos para viviendas, por los siguientes motivos:

1)      El subsidio a la tasa de interés de estos créditos para la primera vivienda familiar, se financia con aportes de 3.000 millones de pesos del Tesoro Nacional, que como sabemos se conforma con los impuestos que pagamos todos los argentinos.

2)     El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES invertirá (no gastará) en certificados de deuda del fondo fiduciario que se constituye para que el Banco Hipotecario otorgue los créditos para la vivienda. Estos créditos serán devueltos, y volverán al Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES. Como la cuota de los créditos es un porcentaje de los ingresos demostrables de las familias que los tomen, no hay posibilidad de una alta incobrabilidad.

Esta forma de implementación de este Plan de Viviendas es novedosa, es un motor para dinamizar la economía y una solución a una parte del déficit habitacional.
La fuente de financiación es genuina, y no implica usar ningún otro  dinero que no sea el que el estado debe administrar. El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES es de todos los argentinos, y el Estado lo debe administrar haciéndolo crecer como en estos últimos años en que se duplicó.

Como queda demostrado, hay materias pendientes de resolución en Argentina que sin la intervención de un Estado Nacional que priorice el bien común, los negocios privados y el libre mercado jamás solucionarían.










domingo, 10 de junio de 2012

Un breve recorrido por la historia económica argentina...



Hace 100 años Argentina era el “granero del mundo”. Sí, un país productor y exportador de granos y carnes sin elaborar, en el que grandes terratenientes de la oligarquía nacional explotaban a sus empleados para obtener ganancias impresionantes, y así acumular capital, mientras que el 90 % de la población vivía en la miseria, hacinados en conventillos, sin ningún tipo de beneficio social por su trabajo.
Ese modelo de país parece que le gusta a la gente del PRO de Macri. Ese es el modelo de país al que quiere volver la Sociedad Rural Argentina y los hoy neoliberales.

Toda Latinoamérica había aceptado el rol de exportadores de productos primarios e importadores de productor industrializados, impuesto por la división internacional del trabajo. Estados Unidos era el único país de América industrializado y con incorporación de tecnología. Los gobiernos de los países latinoamericanos fueron funcionales al desarrollo de Estados Unidos y lamentablemente a nuestro subdesarrollo como sudamericanos.

En Argentina y en Brasil recién entre 1930-1940 el estructuralismo latinoamericano con la teoría del centro-periferia, propone la industrialización vía sustitución de importaciones.
Esta política de industrialización fue muy parcial y jamás se había llevado a cabo con fuerza en Argentina como desde 2003 en adelante.

Los dos primeros gobiernos de Perón en Argentina otorgaron a los obreros los beneficios sociales propios del “estado del bienestar”, estado de bienestar que termina en todo el mundo en 1973 con la crisis internacional del petróleo. 
Pero tampoco en esos años se logró una fuerte industrialización, ya que en 1955 hubo un golpe de estado, como tantos que siguieron en la historia argentina.
Un caso puntual e interesante de intento de desarrollo industrial, fue en 1958  con el gobierno de Frondizi, pero en este caso con alta dependencia de capitales extranjeros. 
Esos logros de gobiernos como el de Perón o el de Frondizi, aunque diferentes entre sí, fueron destrozados por los gobiernos liberales y neoliberales.

La dictadura militar en Argentina de 1976 y el período neoliberal salvaje de la década nefasta de los 90, agudizaron la política de desindustrialización de la Argentina, nos llevaron a la miseria y al desempleo en un porcentaje del 50 % de la población.

El fondo de todas estas políticas que rigieron al país, salvo casos puntuales, durante 200 años, fue “vivir de prestado”.
 Es muy simple, mientras  producíamos sólo productos primarios, y consumíamos productos industrializados importados, estábamos financiando las crisis externas, y empobreciéndonos cada vez más por el aumento de la deuda externa.
La forma de consumir más de lo que producíamos era el Endeudamiento Externo.

Hace nueve años y  por primera vez en la historia argentina tenemos un gobierno progresista, con políticas keynesianas, neodesarrollistas y neoestructuralistas.
Para ser más claro, hoy empezamos a “vivir con lo nuestro”, como dice  el prestigioso autor argentino Aldo Ferrer, del Plan Fénix.


Hoy Argentina ha recuperado muchas de las empresas públicas privatizadas en la década neoliberal de los 90, se ha reducido el desempleo al 7,1 %, hemos crecido a un promedio del 7,5 % anual durante 9 años consecutivos, se ha reconstruido el estado de bienestar y sobre todo hemos cambiado de un estado neoliberal a un estado nacional, que fija sus objetivos en el bien común de los argentinos, y no en los negocios especulativos de unos pocos.

Sin embargo son muchas las a signaturas pendientes, porque venimos de 200 años de historia con serios “errores”, para ser suave.
Hoy la posición de Argentina respecto del resto del mundo ya no es “deudora”, sino “acreedora”, no porque hayamos terminado de pagar la deuda externa que dejaron los gobiernos anteriores, sino porque cada año el gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner han impulsado tanto al campo como a la industria y hemos logrado un fuerte superávit comercial, que nos llevó a un superávit en la cuenta corriente del balance de pagos.
A pesar de que seguimos viviendo en una economía altamente extranjerizada, siendo una asignatura pendiente la conformación de un verdadero capitalismo nacional al servicio del país, ya no vivimos de prestado.
Hoy en Argentina, más allá de las medidas coyunturales o permanentes de restricciones a la compra de divisa extranjera que puedan resultar antipáticas a ciertos sectores de la sociedad, hoy estamos empezando a “vivir con lo nuestro”.

Las restricciones  a las importaciones de productos que se puedan fabricar en el país, no sólo son imprescindibles para lograr el desarrollo industrial, sino que además son aplicadas por casi todos los países del mundo. Lo que ocurre es que los medios masivos de comunicación argentinos como Clarín y La Nación, funcionales a los intereses de corporaciones extranjeras, nos quieren hacer creer que somos un país cerrado al mundo.
Esta última hipótesis se descarta muy fácilmente cuando se analizan las cifras que representan la suma de nuestras exportaciones e importaciones respecto del total del PBI, en comparación con la de otros países del mundo que ponen muchas más restricciones para proteger a sus industrias.


En síntesis, debiéramos todos los argentinos, más allá de todo lo que resta por hacer y  por mejorar, apoyar este modelo de transformación productiva con inclusión social iniciado hace 9 años, y no volver nunca más a cometer los errores del pasado.